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Mi hija
subió fotos desnuda a la red y su vida cambió. Pero no para mal, sino para bien. Aprendió de su
error y creció como persona. Yo aprendí a comprenderla y a apoyarla mejor. Nos
acercamos más y nos queremos más.
Hace unos meses, descubrí que mi
hija de 13 años había subido fotos de sí misma desnuda a una red social. Al
principio, me quedé en shock y no supe cómo reaccionar. ¿Por qué lo había
hecho? ¿Qué consecuencias tendría? ¿Cómo podía ayudarla?
Me senté con ella y la pregunté
por qué había tomado esa decisión. Me dijo que lo había hecho por curiosidad,
por diversión, por llamar la atención. Que no pensó en las posibles
repercusiones. Que no creía que nadie la reconocería. Que se arrepentía de
haberlo hecho.
La expliqué que subir fotos
desnuda a la red era una acción muy imprudente y peligrosa. Que podía exponerse
a chantajes, acosos, burlas, amenazas o incluso delitos. Que podía dañar su
reputación, su autoestima, su salud mental o su futuro. Que debía tener más
cuidado con lo que compartía en internet.
También la dije que la quería y
que estaba dispuesto a apoyarla y aconsejarla. Que no estaba sola y que podía
contar conmigo para lo que necesitara. Que podíamos buscar ayuda profesional si
lo veía necesario. Que podíamos intentar borrar las fotos de la red o
denunciarlas si se habían difundido sin su consentimiento.
Mi hija se mostró agradecida y
aliviada por mi reacción. Me dijo que había aprendido la lección y que no
volvería a hacer algo así. Me dijo que se sentía avergonzada y asustada por lo
que había hecho. Me dijo que me quería y que me respetaba.
Desde entonces, nuestra relación
ha mejorado mucho. Hemos hablado más y hemos compartido más cosas. Hemos reforzado
nuestra confianza y nuestro cariño. Hemos superado juntas este problema.
¿Qué podemos hacer cuando
nuestros hijos han subido fotos desnudos a la red sin nuestro conocimiento?
El sexting es una práctica cada
vez más común entre los adolescentes, que consiste en enviar o recibir
mensajes, fotos o vídeos de contenido sexual a través del móvil o las redes
sociales. Aunque puede ser una forma de explorar la sexualidad y la intimidad,
también conlleva riesgos importantes, como la difusión no consentida de las
imágenes, el chantaje, el acoso o la pérdida de reputación.
Aquí te damos algunos consejos
para afrontar esta situación:
Hola, queridos lectores. Hoy quiero compartir con ustedes una historia personal que me ha marcado profundamente. Se trata de cómo conocí al amor de mi vida por internet y de cómo mi vida cambio drásticamente.
Todo empezó hace unos meses,
cuando me registré en una aplicación de citas muy popular. Allí vi el perfil de
un hombre que me llamó la atención. Se llamaba Carlos y decía ser un empresario
exitoso que viajaba mucho por el mundo. Tenía fotos muy atractivas y una
descripción muy interesante. Le di “like” y él me respondió al instante.
Empezamos a chatear y sentí una
conexión inmediata. Carlos era muy atento, cariñoso y divertido. Me contaba
cosas de su vida, de su trabajo, de sus sueños. Me hacía sentir especial y
querida. Me decía que yo era la mujer de su vida y que quería conocerme en
persona lo antes posible.
Yo estaba ilusionada y
emocionada. Nunca había sentido algo así por nadie. Carlos me parecía el hombre
perfecto para mí. Así que acepté su propuesta de vernos en mi ciudad. Él me
dijo que compraría los pasajes y que me avisaría cuando tuviera todo listo.
Pero unos días antes del viaje,
Carlos me llamó muy angustiado. Me dijo que había tenido un problema grave con
su negocio y que necesitaba dinero urgente para solucionarlo. Me dijo que
estaba en un país extranjero y que no podía acceder a sus cuentas bancarias. Me
pidió que le prestara 10 mil dólares y que se los enviara por una empresa de
transferencias internacionales.
Yo me quedé sorprendida y
confundida. No entendía cómo podía pedirme tanto dinero sin conocerme en
persona. Le dije que no tenía esa cantidad y que no podía ayudarlo. Él se puso
muy insistente y me dijo que era la única forma de salvar su negocio y de poder
venir a verme. Me dijo que me amaba y que confiara en él. Me dijo que me
devolvería el dinero en cuanto llegara a mi ciudad.
Yo sentí mucha presión y duda.
Por un lado, quería creerle y ayudarlo. Por otro lado, algo me decía que algo
no estaba bien. Así que decidí investigar un poco más sobre él en internet. Y
lo que descubrí me dejó helada.
Resulta que Carlos era un
estafador profesional que se dedicaba a engañar a mujeres por internet. Usaba
perfiles falsos, fotos robadas y historias inventadas para ganarse su confianza
y su amor. Luego les pedía dinero con excusas falsas y desaparecía.
No era el único caso. Había
cientos de testimonios de mujeres que habían caído en su trampa y habían
perdido miles de dólares. Algunas incluso habían sido amenazadas o
extorsionadas por él.
Me sentí engañada, humillada y
dolida. Me di cuenta de que todo había sido una mentira. Que Carlos nunca me
había amado ni había querido conocerme. Que solo había jugado con mis
sentimientos para sacarme dinero.
Así que lo bloqueé de todas las
redes sociales y lo denuncié a la policía y a la aplicación de citas. No sé si
lo atraparán o si recuperaré mi dinero algún día. Lo único que sé es que
aprendí una lección muy dura.
¿Cómo detectar una falta
amorosa por internet?
Internet ha facilitado la
comunicación y el contacto con personas de todo el mundo, pero también ha
abierto la puerta a los engaños y las estafas amorosas. Muchas personas buscan
el amor en línea, pero se encuentran con falsos perfiles que les hacen creer
que han encontrado a su media naranja, cuando en realidad solo quieren
aprovecharse de ellos.
Los estafadores amorosos suelen
crear perfiles atractivos, con fotos robadas o editadas, y se hacen pasar por
personas exitosas, cariñosas y solitarias. Contactan con sus víctimas a través
de aplicaciones de citas, redes sociales o correo electrónico, y les envían
mensajes románticos y halagadores para ganarse su confianza y afecto.
Una vez que establecen una
relación virtual, los estafadores empiezan a pedir dinero por diferentes
motivos: un viaje para conocerse en persona, una emergencia médica, un problema
legal, un regalo retenido en aduanas... Las excusas pueden variar, pero el
objetivo es siempre el mismo: conseguir que la víctima les envíe dinero o
información personal que puedan usar para extorsionarla o robarle.
¿Cómo podemos evitar caer en
estos engaños amorosos por internet? Aquí te damos algunos consejos:
La estafa telefónica haciéndose pasar por la compañía eléctrica es un tipo de fraude que busca engañar a los consumidores para que cambien de comercializadora sin su consentimiento o para que les faciliten sus datos bancarios. Este tipo de estafa afecta especialmente a los ancianos, que son más vulnerables y confiados.
¿Cómo funciona la estafa?
Los estafadores llaman por
teléfono a las víctimas y se identifican como representantes de una compañía
eléctrica, ya sea la que tienen contratada o una supuesta nueva oferta. Según el
caso, les ofrecen una rebaja en la factura de la luz, el bono social (un
descuento para los consumidores con menos recursos) o una devolución de dinero
por un error en el cobro. Para ello, les piden sus datos personales y
bancarios, como el número de cuenta y la contraseña. Si las víctimas acceden,
los estafadores pueden realizar cargos fraudulentos en sus cuentas o cambiarles
de compañía sin su conocimiento, lo que puede suponer una pérdida del bono
social o un aumento del precio.
¿Cómo evitar la estafa?
1. Desconfiar
de las llamadas que ofrecen descuentos o cambios de tarifa sin solicitarlos
previamente. Es posible que se trate de comerciales agresivos que buscan
captar clientes a cualquier precio, o incluso de estafadores que quieren
acceder a nuestra información personal o bancaria.
2. No
facilitar datos personales, bancarios o de consumo por teléfono, salvo que se
trate de una llamada iniciada por nosotros mismos y con una compañía de
confianza. Si nos piden algún dato, podemos pedirles que nos lo envíen por
correo electrónico o postal, o que nos faciliten un número de teléfono al que
podamos llamar nosotros para verificar su identidad.
3. Comprobar
la identidad del llamante y la compañía que representa. A veces, los
estafadores se hacen pasar por nuestra compañía actual o por una empresa
colaboradora, pero en realidad pertenecen a otra comercializadora o a una falsa
asesoría energética. Podemos pedirles el nombre completo del llamante, el
nombre y el CIF de la empresa, y el motivo de la llamada. También podemos
consultar en internet el número de teléfono desde el que nos llaman para ver si
hay alguna denuncia o alerta al respecto.
4. No
aceptar ofertas ni contratos verbales por teléfono sin tener toda la
información por escrito y sin leer detenidamente las condiciones. Los
contratos telefónicos son válidos legalmente, pero pueden ser difíciles de
demostrar en caso de reclamación. Por eso, es mejor solicitar que nos envíen la
oferta por escrito, ya sea por correo electrónico o postal, y revisarla con
calma antes de aceptarla o rechazarla. Hay que fijarse especialmente en el
precio, la duración, las penalizaciones y las cláusulas adicionales.
5. Verificar
periódicamente nuestras facturas y nuestro contrato eléctrico. Es
conveniente revisar cada mes nuestras facturas para comprobar que no hay cargos
indebidos ni cambios en las condiciones contratadas. También es recomendable
consultar nuestro contrato eléctrico para saber qué compañía tenemos
contratada, qué tarifa tenemos y cuándo finaliza el periodo de permanencia. Así
podremos detectar cualquier cambio no autorizado y reclamarlo cuanto antes.
6. Denunciar
cualquier intento de estafa telefónica ante las autoridades competentes. Si
sospechamos que hemos sido víctimas de una estafa telefónica debemos
denunciarlo ante las autoridades competentes.
El control parental es una
herramienta que permite a los padres y tutores supervisar y limitar el uso que
hacen sus hijos de Internet y de los dispositivos electrónicos. Su objetivo es
proteger a los menores de los contenidos inapropiados, los riesgos y las
amenazas que existen en la red, como el ciberacoso, la pornografía, el malware
o el grooming.
El control parental puede
implementarse mediante aplicaciones específicas que se instalan en los
dispositivos de los menores, o mediante la configuración de los propios
sistemas operativos, navegadores o plataformas digitales. Estas herramientas
permiten bloquear el acceso a determinadas páginas web o categorías de
búsqueda, limitar el tiempo de conexión o las descargas, monitorizar el
historial de navegación o las redes sociales, o recibir alertas en caso de
detectar alguna actividad sospechosa.
El uso del control parental
ofrece varias ventajas tanto para los padres como para los hijos. A
continuación, se enumeran algunas de ellas:
1. Prevenir
el acceso a contenidos inapropiados: Internet es una fuente inagotable de
información y entretenimiento, pero también alberga contenidos que pueden ser
perjudiciales para el desarrollo psicosocial de los menores, como la violencia,
el sexo, las drogas o el odio. El control parental permite filtrar estos
contenidos y evitar que los menores los vean accidental o intencionadamente.
2. Proteger
la privacidad y la seguridad: Los menores pueden ser víctimas de delitos
como el robo de identidad, el phishing, el sexting o el ciberacoso si no tienen
cuidado con la información que comparten en Internet o con las personas con las
que se comunican. El control parental ayuda a prevenir estos riesgos al
restringir el acceso a sitios web no seguros, limitar las descargas de archivos
potencialmente peligrosos, o supervisar las interacciones en las redes
sociales.
3. Fomentar
el uso responsable y saludable: Internet puede ser una herramienta muy útil
para el aprendizaje y la diversión de los menores, pero también puede generar
adicción, distracción o aislamiento si se abusa de ella. El control parental
permite establecer límites al tiempo de conexión y a las actividades que se
realizan en línea, favoreciendo así un uso equilibrado y consciente de la
tecnología.
4. Educar
en valores y competencias digitales: El control parental no debe ser una
medida impuesta sin más, sino una oportunidad para dialogar con los hijos sobre
los beneficios y los riesgos de Internet, así como sobre las normas y los
valores que deben regir su comportamiento en línea. El control parental
facilita este proceso educativo al proporcionar información y orientación a los
padres y a los hijos sobre cómo navegar de forma segura, ética y crítica.
5. Adaptarse
a las necesidades y características de cada menor: Cada niño o adolescente
tiene una edad, una personalidad, unos intereses y unas circunstancias
diferentes que influyen en su forma de relacionarse con Internet y con los
dispositivos electrónicos. El control parental permite personalizar los ajustes
y las opciones según las necesidades y características de cada menor, teniendo
en cuenta su nivel de madurez, confianza y responsabilidad.
6. Ahorrar
tiempo y esfuerzo: Supervisar constantemente lo que hacen los hijos en
Internet puede resultar agotador y poco práctico para los padres, especialmente
si tienen varios hijos o si estos usan varios dispositivos. El control parental
simplifica esta tarea al automatizar algunas funciones y al enviar informes o
alertas a los padres cuando sea necesario.
7. Aumentar
la tranquilidad y la confianza: Saber que los hijos están protegidos y que
hacen un uso adecuado de Internet puede reducir el estrés y la preocupación de
los padres, así como mejorar la relación familiar. El control parental puede
aumentar la tranquilidad y la confianza de los padres al ofrecerles un mayor
control y una mayor información sobre la actividad online de sus hijos.
El uso del control parental
ofrece varias desventajas tanto para los padres como para los hijos. A
continuación, se enumeran algunas de ellas:
1. Puede
generar desconfianza o resentimiento en los hijos: Si los padres aplican el
control parental de forma excesiva, arbitraria o sin consenso, pueden provocar
que los hijos se sientan vigilados, invadidos o castigados, lo que puede
afectar negativamente a la relación familiar y al clima de confianza mutua. Los
hijos pueden percibir el control parental como una falta de respeto a su
intimidad, autonomía o madurez, y reaccionar con rebeldía, mentiras o engaños.
2. Puede
ser ineficaz o contraproducente: El control parental no es infalible ni
sustituye la educación y la supervisión directa de los padres, ya que los hijos
pueden encontrar formas de saltarse los controles o acceder a contenidos no
filtrados. Además, el control parental puede crear una falsa sensación de
seguridad en los padres, que pueden descuidar otros aspectos importantes como
el diálogo, la orientación o el acompañamiento de sus hijos en el uso de
Internet.
3. Puede
limitar el aprendizaje y el desarrollo de los hijos: El control parental
puede tener un efecto negativo en el aprendizaje y el desarrollo de los hijos
si se aplica de forma indiscriminada o sin criterio. Algunos contenidos que
pueden parecer inapropiados para los padres pueden ser en realidad educativos,
informativos o entretenidos para los hijos, según su edad, intereses o
necesidades. El control parental puede impedir que los hijos accedan a recursos
valiosos para su formación, diversión o socialización.
El acoso en las redes sociales es
una forma de violencia que afecta a muchos niños y niñas en el mundo. Se trata
de acciones repetidas y deliberadas de intimidación, humillación o amenaza que
se realizan a través de Internet, ya sea por medio de mensajes, comentarios,
fotos o videos.
Puede tener consecuencias
negativas para la salud mental y el bienestar de las víctimas, como ansiedad,
depresión, baja autoestima o aislamiento social.
¿Cómo podemos detectar si un niño
o una niña está siendo víctima de acoso en las redes sociales?
Aunque no
siempre es fácil, existen algunas señales que pueden alertarnos de que algo no
va bien. Algunas de estas señales son:
¿Qué hacer cuando un niño está
siendo víctima de acoso en las redes sociales?
Si tu hijo está siendo víctima de
acoso en las redes sociales, es importante que sepas cómo actuar para ayudarlo
y protegerlo. Aquí te damos algunos consejos:
- Escucha a tu hijo con atención
y apoyo. No lo culpes ni lo juzgues por lo que le está pasando. Hazle saber que
no está solo y que puede contar contigo. Reconoce sus sentimientos y valida sus
emociones.
- Guarda las pruebas del acoso.
Pídele a tu hijo que te muestre los mensajes, las imágenes o los videos que le
han enviado o publicado los acosadores. Toma capturas de pantalla o copia los
enlaces y guárdalos en un lugar seguro. Estas pruebas pueden servir para
denunciar el acoso ante las autoridades o las plataformas digitales.
- Bloquea y elimina a los
acosadores. Ayuda a tu hijo a cambiar las configuraciones de privacidad de sus
cuentas en las redes sociales, para que solo pueda recibir mensajes o
comentarios de personas que conoce y confía. Bloquea y elimina a los usuarios
que le han hecho daño o que puedan hacerlo. No respondas ni entres en
discusiones con los acosadores, ya que eso puede empeorar la situación.
- Reporta el acoso. Si el acoso
se produce en una red social, una plataforma de mensajería o un juego en línea,
puedes reportarlo usando las herramientas que ofrecen estos sitios para
denunciar el contenido o el comportamiento inapropiado. También puedes
contactar con el servicio de atención al cliente o el soporte técnico para
pedir ayuda. Si el acoso es grave o persistente, puedes acudir a la policía o a
la fiscalía para presentar una denuncia formal.
- Cuéntale a un adulto de
confianza. Es importante que informes al colegio, al profesor o al orientador
de lo que le está pasando a tu hijo, para que puedan tomar medidas al respecto
y apoyarlo en su entorno educativo. También puedes buscar ayuda profesional de
un psicólogo, un pedagogo o un trabajador social, si crees que tu hijo necesita
más apoyo emocional o terapéutico.
- Fomenta su autoestima y su
bienestar. Ayuda a tu hijo a recuperar su confianza y su seguridad después de
haber sufrido acoso en las redes sociales. Anímalo a hacer actividades que le
gusten y le hagan sentir bien, como practicar deporte, leer, dibujar o tocar un
instrumento. Refuerza sus cualidades y sus logros, y recuérdale lo valioso y
especial que es. Apóyalo para que mantenga una buena relación con sus amigos y
familiares, y para que se aleje de las personas tóxicas o negativas.