Poema: Del alma a mi amada Luna

Y de repente se detuvo el tiempo,

no hubo nada más perpetuo.

No hubo persona, luz o frío

que interrumpiera tan bello momento.

Solo había un amante,

pero ella estaba lejos, 

a una distancia considerable

en el enorme y majestuoso cielo.

Él la observó con un deseo anhelante

y con todo el amor le dijo a su amante:

"Si llegase a morir 

solo tengo un deseo:

convertirme en tu pequeño lucero,

para acompañarte por la eternidad

en el inmenso firmamento."

Román, Y