A veces pienso que esto es algo así como ese fruto que nace del árbol con mucha fuerza e intensidad y que después durante un tiempo va madurando, cogiendo cuerpo y sabor , y que en ese periodo lento de maduración es cuando realmente, vas cambiando tu forma de ver la vida, aprendes a valorar las cosas, a las personas y los valores que traen consigo para que te acaben sumando Ese puñadito de emociones que vas sintiendo y callando, escuchandote a ti mismo, creciendo como persona y haciendote mayor de edad. Aprendes de todo, porque todo vale, todo cuenta, el quien sí y quien no, y el porqué de esas respuestas a tus preguntas, a tus propias inquietudes. Y ya una vez madurado es cuando empiezas a transmitir sin miedo, todas y cada una de las emociones que has sentido, que te han hecho pensar, reflexionar, ver las diferentes maneras y lugares o perspectivas desde las que se pueden ver ese todo.Una voz que te cuenta, unas lágrimas a medio caer de quien no se lo puede permitir para dejar de ser tan fuerte como quiere parecer, la mirada honesta de un abuelo, la de ilusión de un niño pequeño, la de admiración de un hijo, porque eres su referente... El sonido de un silencio, o sencillamente el cauce de un río que transporta vida, en cada mínima parte de agua que por inercia natural y sin que nadie le dijese por donde, sigue su camino sin que se detenga, la luz del sol que se va moviendo, haciendo que una sombra de ti mismo o de algo cambie de tamaño sin que apenas te des cuenta. Las personas que se van de tí y tú camino para continuar con el suyo. Las que llegarán con ese sin saber porqué llegaron y de las cuales se va forjando una bonita amistad. Eso es lo que realmente sirve. El periodo de maduración personal en el que sin perder tus raíces o tu esencia, vas creciendo, con todo, con mucho, con poco o sin nada más que tú y tus pensamientos. Ese reflejo de una vida viviendola de verdad 💖Viernesssss! Con V de valentía, de vibras, de vamos, de ... Vida...