
Hace mucho tiempo, un emperador chino quería regalarle una pequeña medalla de oro a su única hija el dia de su cumpleaños. La medalla pertenecía a la dinastía familiar desde hacía más de cuatrocientos años. El emperador quería grabarle unas palabras en la medalla que tuvieran un gran significado para su hija. Pero la medalla era tan pequeña que solo podía imprimir dos palabras en ella. ¿ Pero que dos palabras podía poner que tuvieran un poderoso significado para su hija? Tras varias noches y días dando vueltas y pensando en esas posibles palabras solo se le ocurrían te quiero, te amo, te adoro y poco más. El emperador hizo llamar a un anciano ermitaño que vivía en uno de los templos más alejados del imperio. Este anciano era conocido en todo el país por su gran sabiduría. Cuando el sabio llegó ante la presencia del emperador hablaron durante un largo tiempo y así el soberano le planteó el problema de la medalla al anciano. El sabio, tras unos minutos de meditación le dijo al emperador... Ya tengo las dos palabras que puede poner en la medalla y que tendrán un gran poder para toda la vida de su amada hija. Y esas palabras son TODO PASA. El emperador sorprendido le preguntó... Y porque cree usted que esas dos palabras tendrán un enorme significado para mi hija? Y el anciano con la calma y sabiduría que ofrecen los años le dijo... Querido emperador, cuando su hija atraviese dolor, tribulación o sufrimiento, mirará la medalla y recibirá el consuelo de saber que nada es eterno y que TODO PASA. Y cuando tenga momentos de felicidad, alegría y prosperidad mirará la medalla y sabrá apreciar con más fuerza cada instante hermoso de su vida porque TODO PASA.