SUPERMAN II ES “LA ODISEA” DE SUPERMAN.

Los lectores habituales de cómics, a veces decimos con la boca pequeña que nos gusta el personaje de Superman. No sé muy bien por qué, pero sucede a menudo. Nos avergonzamos un poco de reconocernos fans, quizás porque es el molde del que salieron todos los demás y no parece muy cool reconocerlo.
No nos interesa tanto el personaje de cómics como el audiovisual.
Curiosamente, no nos avergonzamos tanto de ser fans del personaje audiovisual, del icono. o de las series Superman y Lois, Smalville o “Lois y Clark”, o de las películas de Richard Donner (yo hasta aplaudo la película de Bryan Singer y maldigo desde mi cubil oscuro a Warner y a los espectadores que la pusieron a caldo porque por su culpa nunca veremos su, seguramente magistral segunda película del personaje, una vez sentadas las bases, al igual que hizo con X-MEN 2), y es que, mal que le pese a DC Cómics, no conocemos tanto (ni nos interesa, a priori) el Superman de los cómics.

Trascendió tanto como icono, y funcionó tan bien en la piel de Cristopher Reeve, que no nos interesa que en los tebeos Superman se enfrente a amenazas cósmicas, sino que queremos ver a Clark Kent tropezar patoso al entrar en el Planet, y acudir raudo a rescatar un gatito de un árbol, o cruzar unas palabras con Lex Luthor.
Muy concretamente, queremos verle continuamente perdiendo sus poderes que le hacen inmortal por amor, y recuperarlos sólo para poder vengarse del camionero macarra.
Queremos ver una y otra vez SUPERMAN II, porque esa es la historia perfecta del personaje, y que si se versiona, ya sea en cómic, en otras películas, o en dibujo animado, funcionará.
queremos verle continuamente perdiendo sus poderes por amor, y recuperarlos para poder vengarse del camionero macarra
Al igual que Ulises podría haber vivido muchas otras historias, pero todo el mundo quiere verle en la Odisea, Superman, gracias a Mario Puzo, Richard Donner y Richard Lester, consiguió su historia perfecta como icono en aquella segunda película, que en parte se grabó a la vez que la primera, pero que igualmente, llegó a nosotros completa y con una historia redonda.
En los 2010s, el propio Donner colaboró en un cómic de Superman. ¿Qué sucedía en aquel tebeo? Pues casi, casi lo mismo que en Superman II.
Esa historia, por encima de si la película está mejor o peor realizada, es la “Odisea” de Superman. El héroe cae y se levanta. No hay cosa que nos la ponga más dura a los fans de los superhéroes.

Es un personaje que raramente puede salir de su Odisea y funcionar. No pasa nada, no hay que comerse la cabeza por algo así. Superman, en la memoria colectiva, tiene una gran historia, y nos encanta. Igual que Perseo acabó con la Medusa o Teseo escapó del Laberinto del Minotauro, Superman perdió los poderes voluntariamente por amor, para luego recuperarlos y hacer eso de arrodillarse ante Zod, romperle la mano, y darle un palizón humorístico al camionero.
Y ya está, esa es la jodida mejor historia de Superman. Nos creemos más que Superman es ese ser superpoderoso e inmortal en escenas sencillas de las películas, que cuando le vemos en los cómics luchar contra seres irreales en medio del espacio. En los tebeos (en los que, salvo que el dibujante sea un inepto, no se escatima en efectos especiales), se esfuerzan en contarnos lo titánico que es, cómo se va al espacio a pelear con supermonstruos.
Pero su personalidad suele quedar algo plana. Y eso no funciona.
Somos más conscientes de su superpoder, si nos parece humano, si tiene errores que corregir, si sufre y cae para luego levantarse (como diría el padre de Bruce Wayne). En el fondo, queremos que un tipo que podría partir la tierra en dos con sus dedos, salve gatitos. Y que, aún conteniendo su poder, sea algo vengativo y juguetón.
Sólo se RISES una vez.
¿Por qué funciona tan bien la historia de esa película? Bueno, tengo algunas notas al respecto, pero quizás eso sería más para una clase de narrativa y del viaje del héroe más profunda. Resumiéndolo, el personaje cae una vez y se levanta una vez, aunque hace una pequeña trampilla para hacerse el interesante al final.
Sin embargo, en The Dark Knight Rises, nada funciona. Empezamos con el personaje caído, como ya se nos parecía haber introducido en la película anterior, y cojo. Después, el héroe se arregla y RESURGE a los pocos minutos, pero Bane le rompe la espalda. Más adelante, el personaje RESURGE otra vez, pero ya nos importa más bien poco, porque han abusado del recurso y sobretodo, han destrozado el arco natural de un héroe que cae en desgracia para luego levantarse. Hombre, eso es ridículo. Nolan, el que nos dio la mejor frase que resume este tipo de odiseas del héroe, caer para levantarse, abusa del recurso dos veces en una misma aventura.
