Fracasamos cuando tratamos de establecer relaciones de cualquier tipo con los demás, cuando estudiamos en el colegio o en la universidad, cuando tratamos de encontrar nuestro primer empleo y en otros muchos momentos de la vida en los que debemos tomar nuestras propias decisiones. El fracaso siempre nos acompaña, pero no debemos sentirnos nunca fracasados, porque sólo fracasa de verdad el que no es capaz de convivir con sus fracasos.