Siento el sístole del tambor
percutiendo todo el tiempo
y mi diástole se dispara
como una diáspora
a través de la vacilación
arácnida de mis vuelos.
Siento el cielo y con ardor
el ciempiés aleteante me dispara,
y pasarán días,
meses,
años,
siglos,
y soplará el viento
de norte o de sur,
de espalda o de cara
y no habrá un dios
que arranque de mi ínsula
el palpitar de tu mirada.
Es imposible desprenderse del latido.
Es imbécil extirparse el latido.
Latido
que percute en braille
dos palabras.
Son tuyas.
Guárdalas.
Están fluyendo
a través
del espacio-tiempo.