Una de las pocas cosas importantes que he aprendido en el mundo de los negocios, es que para llevar a cabo cualquier nuevo proyecto siempre hace falta un visionario, capaz no sólo de generar la idea, sino de arrastrar tras él a todas las personas que son necesarias para llevarla a cabo.
Yo he actuado de visionario muchas veces, aglutinando a mi alrededor a diferentes inversores para afrontar un negocio, o a un grupo de amigos alrededor de una actividad común. Y en muchos casos he vivido la experiencia de ver cómo todo se desmoronaba cuando, por diferentes causas, yo me he visto obligado a retirarme del proyecto. Si no hay motor no hay movimiento, es una regla física elemental.