
Yo ya sabía que no quería ser la delegada de clase, pero caí en el error. Me pudo la presión social, la esperanzada mirada de la profesora buscando voluntarios y el silencio sepulcral mientras padres y madres nos intercambiábamos miradas. Fui el rival más débil y lo estoy pagando.
No obstante, de todo se aprende. Como madre defensora a ultranza de sus hijos, he tenido que ponerme en el lugar de los maestros y cuestionarme sí los padres estamos mandando mensajes adecuados a nuestros pequeños.
La primera yo, que cuando la profesora me dijo que mi hija era una manipuladora, invoqué a la psicología del refuerzo positivo, a los traumas infantiles por ser etiquetados y a los derechos del niños, en pos de defender a mi pobre criatura (que indignada cual Escarlata O´hara me relataba con enorme dramatismo las injusticias que sufría día tras día en clase, con una profesora que no se deja chantajear como su madre).
Posteriormente llegaron las quejas de los otros padres, y ahí, mirando el ojo ajeno, es cuando me di cuenta de que igual nos estamos pasando un poco.
- ¿Cómo es posible que haya caído en el examen una pregunta del tema 1 (diferenciar entre nombres comunes y propios) si estamos en el tema 2 (los verbos)? ¿Por qué no ha avisado la profesora?
- ¿Por qué los niños tienen que esperar 5 minutos haciendo una fila en el patio para entrar al comedor? ¡Con el frío que hace! ¡Y encima les ponen tiempo para comer... malísimo para la digestión comer tan rápido!
- Hay mercadillo solidario y mi hijo se quiere llevar 20 € y comprarse todo el mercadillo, pero la profesora dice que como máximo les demos a los niños 5€, que a su edad no pueden manejar más dinero. ¿Pero cómo quieren que los niños sean solidarios así?
- Hay niños a los que el profesor de Lengua les parece aburrido, habría que comentárselo para que sea más dinámico, estudiar solo por el cuaderno está anticuado.
Conste que yo soy la primera que piensa "pobrecita mi niña" que le va a dar frío, que no va a estar motivada, que le obligan a comerse lo que no le gusta, que va a sacar peor nota con lo mucho que se ha esforzado... Mi instinto de madre protectora me hace ver peligros por todas partes.
Sin embargo y como reflexión, no quiero ofender a nadie porque cada padre solo busca lo mejor para sus hijos, creo que nos estamos pasando.
El cole es un lugar maravilloso para aprender y hacer amigos, pero también es la primera inmersión de los niños en el mundo real, sin nuestra protección constante.
Un mundo en el que tienes que esforzarte a veces más allá de lo que te piden...
Un mundo en el que hay que saber esperar y cumplir unas normas para que las cosas funcionen para todos...
Un mundo consumista en el que se te insta a comprar todos los días cosa que no necesitas...
Un mundo en el que el dinero también sirve para limpiar la conciencia...
Un mundo en el que nos sentimos legitimados a juzgar y cuestionar la metodología e incluso la personalidad del otro y obligarle a cambiar para cumplir nuestras expectativas.
He aprendido muchas cosas como delegada este año, pero ya os digo que el curso que viene no aparezco por la reunión de padres.