A veces no sabe una que pasos dar, como si cualquier paso que fuera a dar fuese el mayor error de mi vida, nunca me dio miedo caminar, al final caminar es sinónimo de estar viva y vivir de verdad, xq a veces nos resignamos a dejarnos llevar por la corriente, otras en cambio nos quedamos sentados en un banco viendo cómo la vida pasa de largo.
A veces no sé cómo gestionar mis emociones, pensamientos y desvaríos (me está gustando mucho esta palabra), soy como una cascada a punto de saltar al vacío, como si por un momento estuviera al filo de un enorme precipicio y todas mis fuerzas se fueran en intentar saltar, cosa que nunca consigo.
A veces no sé cómo salgo a flote, entre dudas, inseguridades y complejos, que me tatuo a veces demasiado a fuego en mi cabeza, como si no hubiera más verdad que las palabras que me digo.
A veces no concilio el sueño pues de noche se despiertan los demonios que se han acostumbrado a dormir conmigo, en una especie de sarcástico pacto donde mi cordura es el blanco fácil del enemigo.
