El campo energético es la manifestación de la energía universal, íntimamente conectada con la vida del hombre, pero también, con el reino animal, vegetal y mineral.
En una palabra, conectada con toda manifestación presente sobre la Tierra.
Éste campo puede ser descrito como un halo luminoso que rodea el cuerpo físico y lo penetra, emitiendo radiaciones muy peculiares y reconocibles por la percepción humana.
Éste halo se denomina AURA y está asociado con cada uno de los seres vivos y de los objetos, y constituye su individualidad particular, irrepetible y personal.
Si tuviéramos que dar una definición sintética podríamos afirmar que: El aura es la parte visible del campo energético, presente en todas las formas de vida.
Cuando hablamos del campo energético, nos referimos al campo bioplasmático, bioenergético o para algunos, electromagnético, que emite toda forma de vida.
El aura humana se divide en 7 capas, el hombre posee 7 campos o cuerpos áuricos que se compenetran entre sí.
Cada uno de estos cuerpos desempeña una función energética, psíquica y espiritual distinta y, junto con los cuerpos sutiles y los chakras, componen el campo energético humano que, con el cuerpo físico, forman al ser humano en su totalidad.
De ésta concepción emana todo el conocimiento y la práctica de las medicinas orientales y de las denominadas terapias alternativas, naturales y holísticas.
Los colores también pueden variar en función de cada quién, así como su estado de salud física, emocional, mental y espiritual.
Nuestro cuerpo está además surcado por una miríada de canales energéticos (meridianos) que unen todos los órganos y las partes entre sí, y que constituyen uno de los elementos del cuerpo energético.
Sobre éstos canales se encuentran los chakras, remolinos de energía que son uno de los componentes básicos del cuerpo energético, junto con el aura, los cuerpos sutiles y, claro está, los meridianos.