
Hace tiempo que abandoné toda esa idea de los propósitos de año nuevo.
Llenos de expectativas y carentes de motivación para conseguirlos tras la primera semana. Pues no deja de ser un día más, una vuelta más al sol.
Es por eso que yo me pongo metas en el momento en el que siento que tengo que conseguirlas, y ahí no hay madrugada fría ni día nublado, es solo cuestión de disciplina.
Antes de conocer los beneficios de la disciplina, lo que tenia era constancia, mi madre siempre me dijo que yo era muy cabezota, que cuando se me metía algo en la cabeza, tenía que ir a por ello.
Pero se necesita análisis y tiempo para conseguir los objetivos, y eso me lo dio la disciplina.
La misma que he adquirido desde hace algo más de dos años gracias a encontrarle el sentido al deporte.
Tenía sueños y los cumplí. Ahora tengo objetivos de vida, y siento que estoy alienado en el camino a conseguirlos.
Esto no significa que no puedan cambiar, mutar o evolucionar, es que eso es lo apasionante de todo esto.
No te deseo propósitos de año nuevo, te deseo que reflexiones sobre lo que te emociona, sobre cómo te ves de aquí a 5 años, y que vayas a por ello.
Si has llegado hasta aquí y estás de acuerdo, comenta con un “lo haré” y así sabré que este tocho le ha servido a alguien.
Feliz vida, día tras día.