Normalmente, cuando se contrata a alguien para un trabajo sólo valoramos su experiencia positiva. Nadie pone en su currículo el historial de fracasos que acumula. Sin embargo, en cualquier profesional suelen ser más interesantes sus fracasos que sus hipotéticos éxitos, porque el hecho de haber trabajado en una determinada empresa de éxito no garantiza que el individuo haya contribuido al mismo de una manera notable. Pero cuando alguien asume que ha fracasado en determinada labor, nos está diciendo también que ha aprendido muchas cosas de su fracaso.