El ahorrador, con paciencia y tesón,
traza su camino hacia la inversión,
sin dejarse llevar por la emoción,
sabe que el éxito requiere precaución.
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Va sumando poco a poco su dinero,
con la mirada en el largo plazo sincero,
consciente de que el riesgo está presente,
pero su estrategia es siempre prudente.
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Observa las tendencias del mercado,
estudia bien cada movimiento y estado,
busca oportunidades de diversificar,
para que su dinero no se quede quieto en un lugar.
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El ahorrador no teme a las fluctuaciones,
sabe que las inversiones son emociones,
que hay que tener nervios de acero,
para enfrentar el riesgo y el dinero.
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Pero cuando llega el momento de cosechar,
el ahorrador ve que su esfuerzo fue crucial,
sabe que la paciencia y la prudencia han de estar,
para lograr un futuro financiero más ideal.