
Planchar, a veces también es como navegar en un Mar tranquilo. Te conviertes en una observadora que suave, alisa olas de tela. El viento de la arruga se calma. Todo queda terso y en Paz.
Mi rebeldía, sutil quizá como la ola. Que se agita, que desata, que transforma y crea algo nuevo en cada movimiento atrevido.
Ainoa Bravo