El arte del "remake" es coger algo que funcionó en su momento y regrabarlo con más o menos acierto para intentar volver a captar público y ver qué tal funciona. Esto se ha hecho en innumerables veces, incluso por los propios dueños de las franquicias como Superman, Star Wars, DUNE (más reciente).
Aunque siempre con afán lucrativo, en ocasiones se intenta con algo que en su momento no pudo brillar como se merecía por la tecnología de la época o el contexto cultural en el que se encontraban.
No obstante, en pleno año 2023, aún hay remakes que no se han realizado incomprensiblemente. Y, si se han propuesto, no han salido aún de las oficinas de los directivos dichas ideas. Vamos con algunas películas que podrían tener a día de hoy un remake y les sentaría bastante bien:
El Quinto Elemento (1997, Luc Besson).

Disparatada, descarada y con un desparpajo desmedido donde Besson hizo lo que le dio la real gana en esta delirante apuesta por la ciencia-ficción más esperpéntica. Sin embargo, todo lo que propuso Luc en El Quinto Elemento funcionaba. Y funcionaba porque todo lo que sucedía estaba coreografiado para hacerlo dentro de sus propias normas, tomando prestados clichés de un cien-número de referencias de la ciencia-ficción y del cine de acción. Quizás si se tomase demasiado en serio podría incluso no funcionar, como ya pasara con Total Recall (2012) de Len Wiseman.
La Liga de los hombres extraordinarios (2003, Stephen Norrington).

La adaptación del cómic de Alan Moore y Kevin O'Neil lo tenía todo, absolutamente todo, para funcionar: la premisa, el reparto, la intención, la estética... Pero no lo hizo. El guión no tuvo ninguna seriedad ni profundidad, no se llevó con una dirección correcta y terminó siendo un poco de muchas cosas que quedó en nada. No eran justicieros, luego sí, luego no. Un pastiche sin estilo ninguno de personajes con afán de protagonismo que queda en un concurso de ver quién dice la frase más chusca y más macarra, sin marcar un rumbo. 2023 es una fecha perfecta, con una industria más que rodada, para, al menos, una secuela (ya ni hablar de un remake).
Waterworld (1995, Kevin Reynolds).

Ni Kevin funcionaba como protagonista ni la producción estuvo exenta de problemas. Las dos cosas son ciertas porque, a poco que hubieran estructurado la pre-producción (para evitar ciertos problemas), habría quedado un filme acción-post apocalíptico de un corte más indie que habría dado bastantes ingresos. Sin embargo, malas decisiones, elementos demasiado rimbombantes, cambios de última hora, inclemencias del tiempo y costosísimos decorados rehechos dos y tres veces anunciaron una catástrofe económica que tardaría en recuperarse. Pese a todo quedó una película de culto apreciada por muchos (entre los que me hallo), que podría defenderse con un trato mucho más serio y sobrio.
Catwoman (2004, Jean Christophe "Pitof" Comar).

Nada en esta producción fue un acierto. Nada. Quizás solo la elección de Halle Berry, que podría haber salvado el papel con una apuesta menos misógina y más seria. Más teniendo la interpretación de Zoë Kravitz en The Batman de Matt Reeves. Solo el tiempo dirá si dan una segunda oportunidad en solitario a esta ladrona que Michelle Pfeiffer hizo brillar de manera sobresaliente, demostrando que había lugar para una villana carismática.
The Spirit (2008, Fran Miller).

Es mala con avaricia en todos y cada uno de sus aspectos. Su estética era calcada a Sin City (Robert Rodriguez), el guión era una porquería y Miller (incomprensiblemente) convierte en tediosa y aburrida una película sobre un justiciero que apuntaba a ser una versión noire de Batman a todas luces, llegando incluso a ser tremendamente hortera. No estaría de más una revisión de esta adaptación y hacer las cosas bien.
MASTERS DEL UNIVERSO (1987, Gary Goddard).

¿Alguien puede explicarme CÓMO (en plena época de las plataformas de vídeo en demanda produciendo a todo trapo) puede ser que no tengamos un live-action como está mandado de Adam y el resto de Masters? Yo es que alucino, de verdad. Una película que funciona como mítica y nostálgica que a día de hoy podría marcarse tremendo relato de fantasía glam sin problema ninguno.
Los Inmortales (1986, Russell Mulcahy).

Ha tenido segundas y terceras partes, una serie, una serie animada. Sí. Todo eso está muy bien. Pero todo muy genérico y sin demasiado espíritu de relevo generacional (aunque la serie animada sí que me gustó bastante y era continuista). ¿Realmente es tan complicado ofrecer una, pongamos, miniserie de 6 episodios de 90 minutos cada uno con un presupuesto modesto, viendo la cantidad de basura que han estado produciendo de aquí para atrás? No me digáis que no.
Y hasta aquí la primera tanda de películas que creo que deberían tener un revival y darles el beneficio de la duda para ver qué tal funcionan en esta época. Si Superman vio la luz tras Christopher Reeve, todo es posible. ¿Echas en falta alguna? ¡Os leo!