Te quise y nunca supe quererte,
fui mío,y no pensé ese daño
que se hace al despreciarte,
y vi que un sueño me cegaba al caer
a un abismo del que no podía ascender.
Bebí de las fuentes del placer
hasta enloquecer,
y muerto ya el destino,
me sentía entorpecer.
No hay destino ni camino,
no hay sendero que recorrer,
pues la senda del destino
es la senda de un querer
que es querido y es sentido
por una razón de ser.
Del sueño que estuve cayendo
no quise tu cara ver
pues te quiero,aunque sepas
que no te supe querer.
José Pedro