En los negocios no cuenta el pasado. Para salir adelante y triunfar cuentan muy poco los éxitos conseguidos y las glorias de otros tiempos. Hay que estar siempre firme en el presente y tener la vista puesta en el futuro.
Como avisa la vieja sentencia, cuidado con dormirse en los laureles. Los logros del pasado no siempre garantizan los éxitos del futuro. Los clientes no son de nuestra propiedad. Son libres y toman sus propias decisiones en función de mil y una variables; por eso no existen los clientes fieles, sólo existen las buenas estrategias para mantener su fidelidad.