No es tu presencia, ni tu ausencia. Son mis miedos a flor de piel. Es mi compromiso con el dolor. Son mis expectativas incumplidas. Es mi frustración por conseguir poder hacer.
No es tú presencia, ni tú ausencia. Son tus palabras incomprensibles, contradictorias. Es tú forma rígida de pensar. Son tus deseos, los que no quiero cumplir. Es tú duda, a mi forma de vivir.
No es tú presencia, ni tú ausencia. Es mi "yo profundo" esfumado, disperso, borroso. Es mi "yo presente" enfadado, oscuro, vanidoso. Son mis bofetadas de éxito. Mi realidad maquillada. Son mis valores, mis planes, mis cuestiones.
Es mi presencia la que me vuelve ausente. Es la ausencia de mi misma, la que convierte incómoda mi presencia. La que olvida el momento presente y divaga en su mente.
Mi habitación del pánico. Mi biblioteca desordenado estantes. Mi rabia desarchivando recuerdos.
No es tú presencia, ni tú ausencia. Es mi falta de amor. Es la ausencia de cariño. Son las obligaciones, las responsabilidades, las dudas sobre ti. Son mis gustos, mis hobbies, mi todo.
Mi eterna búsqueda, que de vez en cuando descarrila.