Nadie se hace corriente sin haber sido agua muchas veces. Nadie se hace flor sin haber sido primero cascarón y semilla. Nadie se convierte en fruto sin haber vivido bajo tierra un buen tiempo. Nadie llega a hacer la muralla sin haber empezado por un ladrillo. Nadie sube una escalera sin haber pisado escalón a escalón. Nadie ama la vida sin haberla conocida en todos sus matices. Nadie perdona sin haber agotado todo su veneno. Nadie se conoce sin desnudar su conciencia y descartar su apasionamiento. Nadie llega a la cima sin haber resbalado muchas veces subiendo la montaña. Nadie concibe un ideal sin una mecha dentro. Nadie cumple su destino sin trazar su meta, aferrarse al timón y ... plantarse ante la vida...