Me enredo entre tus brazos,
animandome a salir
a un cielo infinito
que abrigue mi alma,
a este cuerpo vetusto
por el tiempo inexorable,
que atenaza el sentimiento
y que permanece inmóvil
e impasible frente a ti.
Y me apoyo en tu cuerpo
tambaleante,no precisando
donde pudiera desplomar
el alma rota.
Estoy hecho de jirones tuyos
y no comprendo
como yo
vivo sin ti.
El silencio,fiel aliado mío,
se desmorona al abismo
de un reloj que marca las horas,
y sigo atónito
a lo que acontece
en mi desgraciada vida,
que muriendo,
no sufre tanto el dolor de morir
sino de seguir vivo.
Cruel realidad que me atormenta
como fuego en llamas
que mis entrañas quema,
ardiendo plácidamente
hasta mi súbita muerte.
José Pedro