Me falto la fuerza del alma
para callar el estridente sonido
de mi cuerpo,yazgo ahí,
sin un sostén en que apoyarme.
Me fui de ti y de tus algarabías,
de esas jaranas nocturnas
que tanto amabas,
y me perdí en la noche
más oscura que había.
No reaccioné a tus señales,
ni a los demás vi musitar palabras
de socorro,no vi nada,
ni siquiera mi sombra.
Y perdí todo por el aire,
y mi muerte se quejó de mi vida.
Tanto sobrepase los límites
que muerto estoy!!.
Culpa mía,mía culpa
de haber entorpecido
ese destino,que a veces
caprichoso nos lleva
al desatino.
Ahora mis noches placen silenciosas,
no hay bullicio ni jarana,
estoy tranquilo,sosegado,
estoy en paz conmigo mismo
y no siento nada,
ni el respirar del aire,
muerto soy
pues ya me he ido,
mas bien merecido.
José Pedro