
Lobo
Lobo, su nombre podía ser como el viento en su pelaje negro. Corría sin cadenas, trotando por praderas Esmeralda en una tierra de un dueño al que le cedió algo de Libertad. Para su dueño él era el Rey de las sin fronteras. Él era un galgo, rápido y aún joven que estaba siendo entrenado para competir entre carreras. No le desagradaba corretear constantemente para complacer a otros, divertirlos e incluso lograr que olvidasen su hastío. No sentía desagrado, aunque en el fondo de su corazón quería, prefería seguir su instinto y escoger su camino. Necesitaba correr sin ataduras, sin pretensiones. Explorar el mundo desde la curiosidad propia, satisfacer sus expectativas sin demasiada preocupación por lo que pudiese sentir o pensar su dueño.
Un día se escapó. Corrió más allá del corral , más allá de los campos. Se sumergió en un frondoso sabio bosque, oscuro y moribundo.
En el camino de Lobo, se encontró con una manada de lobos salvajes. Tenían un pelaje oscuro como el ébano y éstos comenzaron a rodearlo. Enseñaban sus dientes, pero Lobo no sentía miedo en su corazón.
Sin titubeo, se acercaba a ellos y lanzaba ladridos amistosos al viento. La manada comprendió su lenguaje tibio y aceptaron a Lobo en su círculo sin tormento.
A partir de entonces, Lobo se desligó de todo el mundo de las carreras y su familia era la manada. Entre estrellas comenzó a soñar, mientras que su manada le enseñaba a cazar. También aprendió gracias a ellos cómo sobrevivir en la Madre de la Oscuridad. Mas con el tiempo, sus emociones crecían y el anhelo se convirtió en su tormento. Crecía por días en su ser hasta añorar la presencia de aquel que un día le adoptó. Al que le brindó seguridad, un hogar.
La añoranza, en su mente, se convertía en un eco en las sombras. Amaba su vida libre, sin propiedad, pero comenzó a sentir un vacío en su interior. En la quietud, en su lamento, una noche de Luna Llena Lobo aulló un deseo sin consuelo. Sabía que su hogar, el sentido de la pertenencia estaba en movimiento y tendría que buscarlo con su determinación.
Buscó sin descanso. Rastreó el camino hasta su hogar y al final, lo encontró. Su dueño todavía parecía esperarle, Lobo estaba feliz. Pero algo extraño sucedió, fue todo como un giro inesperado y retorcido del azar. Él le gritaba, furioso, hostil.
Lobo no estaba comprendiendo nada, ¿por qué se comportaba así su Amo? Él estaba tan feliz de verle de nuevo... Su corazón comenzó a estremecerse por su descontrol. El dolor lo invadía, su alma se retorcía de angustia y su mente quedó muda. Como si el Miedo no sirviese de nada para salir de ahí.
No importaba cuánto aullara, su amo parecía no tener las puertas abiertas de su corazón, ¿había sido su culpa? La ilusión se marchó y el abismo llegó. Un día, su destino se cerró sobre él y es mejor no describir en palabras lo que le hizo su Amado. Desde el otro lado, aún él vaga por la Eternidad, solitario, buscando un hogar y un amor que ya jamás podría alcanzarle por su incapacidad de sentirle aún habiendo tenido siempre la llave. Y su manada... quedó entre el olvido, como una felicidad tan sólo efímera.
Escrito por:
Ainoa Bravo @terlunae IG: @wildsoulfairy

Aquí tienes mi pequeña colaboración a tu foto, compañero. Todavía no logro entender el por qué aún se buscan justificaciones para el sin sentido.
Cuándo la razón se pierde, los valores, la moralidad; te abandonan. Y quién se pierde junto con un acto como el maltrato, se condena a su propia falta de control y locura. Pierde su recuerdo inocente, pierde la oportunidad de volver a un equilibrio sano. Reconoced los abusos, por favor, si queréis encontrar la Paz algún día. Ni siquiera ellos, a quienes matáis os desean esa condena que vosotros mismos creáis para vosotros.
Los galgos, víctimas de un abuso monetario, se les hace daño por su uso en la caza; después de la temporada de caza suelen abandonarlos o sacrificarlos al no considerarlos útiles.
¿Quién es en realidad el que no es útil? Útil no es una persona que sacrifica a los que se sacrifican por el mayor asesino de la historia. Porque mientras tú dices que ellos no sirven, seguramente tú no sabes todavía ni ordenar tu habitación. Así de útiles somos para nosotros mismos. Carreras ilegales, dinero de por medio, ¿hasta cuándo? Hasta cuándo seremos sometidos al Poder. Hasta cuándo sacrificaremos nuestra propia Inocencia por una Carencia. Y desde cuándo, la verdadera abundancia tiene un Precio...