
Esta tarde me aguantaba las lagrimas mientras una de mis mejores amigas me contaba (con vergüenza en su voz) cómo había sido víctima de una agresion sexual este fin de semana. Hermanas, aullemos juntas para que nos escuchen en todo el mundo. No confundamos el ser libres con que nos aten más flojo. Aún queda mucho por luchar en la única guerra donde no existe violencia y todxs salimos ganando.