Esta espectacular fotografía del argentino Luciano Andrés Richino muestra la belleza de las alas de una polilla crepuscular -Chrysiridia rhipheus- con un aumento de 20 veces su tamaño real.
Los excepcionales colores y brillos de estas alas no se deben a pigmentos, sino a dos fenómenos físicos muy particulares. El primero de ellos es la iridiscencia: sus alas están cubiertas de escamas de cutícula en forma de cinta de modo que esta cutícula se reparte de manera desigual en ellas -algunas zonas tienen más capas que otras- y dejan lugar al aire.
