
Joaquín Ferrándiz Ventura, también apodado como "El Quijote Violador" nació en el año 1963 en Castellón (Valencia) la misma tierra en la que perpetuaría cinco homicidios consecutivos. Hoy analizamos al que se considera uno de los asesinos en serie más conocidos de España, debido a su peculiar perfil psicológico y clara tendencia psicopática.
Su primer crimen: el que marcó su "modus operandi"
El 6 de Agosto de 1989, un Joaquín Ferrándiz de tan solo 26 años de edad atropellaría deliberadamente a María, una chica de 18 años que circulaba en moto.
Posteriormente Ferrandiz se bajó del coche, la pidió disculpas educadamente y se ofreció a acercarla al hospital más cercano, pero en lugar de llevarla al hospital la condujo a una zona alejada donde la violaría, utilizando cinta adhesiva para que no se moviese, método que como veréis después estuvo presente en los siguientes crímenes.
Joaquín fue condenado y encarcelado por este caso, pero nadie de su entorno creyó en la veracidad de los hechos, Joaquín, "Chimo" como lo llamaban sus amigos era un tipo normal, del que nadie podría dudar, e incluso iniciaron una recogida de firmas para solicitar un indulto y que saliese de prisión.
Su estancia en prisión sofisticó al asesino.
Tras cumplir 6 años de su condena años salió de prisión el 4 de abril de 1995, debido a su buen comportamiento dentro de la cárcel. Comenzó su "nueva vida" trabajando en una compañía de seguros mientras vivía en casa de su madre. Se dice que dentro de prisión compartió celda con un asesino del que imitaría la técnica que este le enseñó para acabar con la vida de sus víctimas (estrangulamiento) y que luego utilizaría en sus crimenes.
Año 1995 comienzan los asesinatos en serie

Primera víctima: Sonia Rubio

Su primera víctima fue Sonia Rubio, era una noche de julio de 1995, Sonia Rubio Arrufat, una joven profesora de inglés de tan solo 25 años, acudió a una discoteca en Benicasim junto a unos amigos. Después de pasar un rato agradable de fiesta, decidió irse sola hasta el apartamento de sus padres, que estaba a un kilómetro de distancia. Pero lamentablemente, nunca llegó a su destino.
El 20 de noviembre de ese mismo año el cuerpo de Sonia fue encontrado por un conductor que pasaba por la carretera entre Benicasim y Oropesa del Mar. El cadáver estaba oculto entre unos arbustos densos y presentaba señales de violencia. Sonia estaba medio vestida, sus manos atadas y la boca cubierta con cinta adhesiva. La noticia de su muerte impactó a toda España.
La Guardia Civil fue la encargada de investigar el caso y lo denominó Operación Bola de Cristal pero el asesino de Sonia (Ferrándiz) nunca fue capturado y su muerte quedó impune en ese momento.
Observé a una chica caminando en solitario por la acera, paré el coche a su altura y le pregunté que por qué iba sola a esas horas de la noche". Nunca olvidaré sus gritos. En la guantera tenía una bolsa de plástico con unas tenazas universales, un destornillador, cinta adhesiva y una pequeña navaja plegable multiusos . Ella tenía miedo de que la matara, lo que hacia que gritara y se moviese, y su miedo fue lo que la mató"
Así describía Ferrándiz su primer asesinato en una carta desde prisión "su miedo fue lo que la mató" desvinculándose, de manera inconsciente, de su culpabilidad, asumiendo que fue la víctima la que provoco que su "incontrolable impulso" decidiera acabar con ella de forma violenta.
Tres asesinatos consecutivos: ataques a prostitutas

Las siguientes tres víctimas elegidas por Joaquin serían tres prostitutas, Natalia Archelos Loaría de 23 años, Francisca Salas León de 23 años y Mercedes Vélez de 25 años, que por cierto sus muertes pasaron desapercibidas pues nadie reclamó su desaparición.
Los cuerpos de estas mujeres fueron descubiertos en un corto lapso de seis días, durante el mes de enero de 1996.
Así relataba Ferrandiz las tres muertes:
Una chica hizo autostop y detuve el vehículo, tras aceptar los servicios que ella ofreció fuimos al lugar que me indicó. Tras pagarle y desnudarse es cierto que me abalance sobre ella y la ate las muñecas para evitar resistencia con una bolsa de plastico que ella tenía ,seguidamente la asfixie como a Sonia por la espalda y con las manos.
Este párrafo lo dedicaba al asesinato de Natalia Archelos, el primero de los tres crímenes en la misma zona de prostitución
A los pocos días se calco la historia, paré por el mismo lugar mas o menos a la misma hora y otra chica me ofreció su servicio. En esos momentos no era yo no era una persona era un automata un robot, tras llegar al sitio que ella me indico me abalance sobre ella resistiendose y atacandome con una jeringuilla, tras reducirla la asfixié con mis manos.
En este párrafo relataba el asesinato de Francisca Salas.
Repitición de las dos cosas anteriores, falleció igual que Sonia de espaldas y a causa de apretar con mis manos, fue rapido no llegue a atarla"
Por último apenas dedicaba tres lineas al asesinato de Mercedes Velez reduciéndolo a "repetición de las dos cosas anteriores"
Que hubiera tres muertes y no más es simplemente por el hecho de que a veces volvia a casa por la nacional 340 y no por el Grao y sobre todo por que se acabo el verano"
Finalizaba esta parte del testimonio, añadiendo que si no hubo más muertes habría sido por una cuestión temporal, no porque no hubiese podido. Esta parte del texto denota un perfil psicopático de manual, parece que quisiera además justificar porqué no hubo más muertes, que realmente el "podría haber matado a más chicas, a un mayor número" pero que no tenía tiempo, o que circunstancias externas no se lo permitieron, intentando hacer ver, que el sí puede, y que no tiene ningún remordimiento.
Un camionero como falso culpable del crimen de las tres prostitutas.
Sabes que eres inocente de una cosa y que te acusen así por las buenas...eso es lo que más me fastidió. Me enseñaron tres fotos y me dijeron que era culpable
Así declaraba el camionero que fue a prisión provisional como culpable de los crimenes de las tres prostituas después de que se probase su inocencia. Se cree que fue condenado para calmar la alarma social.


La investigación no lograba dar con quien estaba detrás de todos esos sucesos, hay quien dice que se utilizo a Claudio Alba como instrumento para calmar la alarma social. Una vez fuera de prisión se indemnizó al camionero con 40000 euros.
Los investigadores estaban completamente perdidos, y es que Joaquín Ferrandiz era un psicópata camuflado de individuo normal, una persona integrada, que no levantaba sospechas cuando todo el foco se ponía hacía otro perfil criminológico, el de una persona de un entorno complicado, de otro nivel socioeconómico o con otro estilo de vida.
El último asesinato de Ferrandiz: Amelia Sandra García

Después de los asesinatos, Joaquín pareció encontrar cierta tranquilidad en su relación con Maite, una chica con quien salió durante algunos meses. Esta actitud de apaciguamiento de la conducta violenta cuando contraen una relación es similar a la de otros asesinos en serie. Pero la ruptura con Maite en el verano de 1996 desencadenó de nuevo los impulsos criminales de Joaquín.
En agosto de ese mismo año, Joaquín volvió a las calles en busca de otra víctima. Esta vez, su objetivo fue Amelia Sandra García, una joven de tan solo 22 años a quien conocía de vista por frecuentar los mismos bares de fiesta.
Se encontraron casualmente en una discoteca el 14 de septiembre de 1996, y Joaquín utilizó su coche para atraer a Amelia como en otras ocasiones, que tras estar observándola y esperándola se ofreció a llevarla a casa. Después de abusar sexualmente de ella, la estranguló con la propia ropa interior de la víctima y abandonó su cuerpo en el municipio de Onda, en la Comunidad Valenciana. Es importante destacar que Joaquín, después de ver en los medios de comunicación que las huellas dactilares de las prostitutas habían sido utilizadas para identificarlas, decidió borrar las huellas de Amelia aplastándole los dedos con un objeto contundente.
Su última víctima: un crimen fallido que termina por descubrirle
Un dato resultó ser verdaderamente relevante para descubrir a Ferrándiz,una cinta adhesiva de 18 milímetros, la que habría utilizado en muchos de sus crímenes y que no se vendía en ninguna tienda de la Comunidad Valenciana.
Después de revisar antiguas denuncias, se encontró uno de una joven de 19 años llamada Lidia que había presentado una denuncia en febrero de 1998. Un hombre había salido de su coche y trató de obligarla a entrar en el vehículo mientras caminaba de la que volvía a casa.
Lidia identificó a su agresor en una foto de Ferrándiz.
Joaquín fue detenido y dio una explicación poco convincente en el juzgado. Afirmaba que solo había ido a orinar y que una joven se había sorprendido al verlo bajarse los pantalones. Pero con sus antecedentes, su defensa no fue creíble y aunque fue liberado nuevamente ahora estaba en el punto de mira de los investigadores.
El 9 se septiembre de 1998 sería detenido y confesó ser el autor de los 5 asesinatos y el 13 de enero de 2000 finalmente acabó siendo condenado a 69 años de cárcel.
Ferrándiz saldrá definitivamente de prisión en Julio de 2023:
Tengo miedo a que me vuelva a pasar. Porque como no se a que se ha debido lo que he hecho..."
Esa respuesta le proporcionaba Ferrandiz a Beatriz Falgón, criminóloga que le entrevistó durante su estancia en prisión.
El criminólogo que encabezó la investigación de este caso, determina como poco probable que Ferrandiz vuelva a asesinar debido a que ahora mismo tiene 60 años, y posiblemente sus impulsos violentos se vean considerablemente reducidos, pero aún así, dice que nada puede descartarse, aunque desde luego, ahora sí estará en el foco policial.
No obstante, Ferrandiz ya llevaba un tiempo disfrutando de permisos penitenciarios, y parece ser que lleva un tiempo frecuentando la zona de Valdepeñas, donde se aloja en un centro dedicado a la reinserción de presos, pero los vecinos se oponen a que Joaquín pueda disfrutar allí los permisos penitenciarios dada la inseguridad que les hace sentir que una persona así pueda estar residiendo cerca suyo. Es la fundación denominada como "Prolibertas" quien le acoge en estos permisos, y quien ha sacado la cara por él defendiendo la reinserción social.
Durante su estancia en prisión no ha tenido ni un solo parte disciplinario, se le define como "preso modelo" y como relatan algunos compañeros de prisión era una persona muy inteligente y perfeccionista.
Joaquín Ferrándiz tendría un coeficiente intelectual bastante por encima de la media, considerándole este como uno de los asesinos en serie más inteligentes de la crónica negra española, hecho que no tiene porque estar directamente vinculado con la psicopatía, pues muchas veces suceden al contrario, que las personas con un perfil psicopático tengan inteligencias menores. A día de hoy es un perfil que aún despista mucho a la perfilación criminal.
Perfil criminológico y motivación del crímen
Es imposible leer una historia de estas características, y no preguntarse finalmente que es lo que se le podría pasar por la cabeza para cometer semejantes actos.
Vicente Garrido, uno de los criminólogos pioneros en llevar un caso de estas características estableció una serie de puntos a tener en cuenta para entender el perfil de Ferrandiz:
- El análisis victimológico determinó que todas las víctimas eran mujeres jóvenes de entre 20 y 25 años extrovertidas y que les gustaba salir por la noche.
- El modus operandi utilizado fue el mismo en todos los casos, consistente en sorprender a las víctimas para controlarlas con golpes, ataduras y mordazas, y luego estrangularlas
- Se trata de un asesino organizado, con una personalidad psicopática capaz de mantener una vida normal ante los demás mientras su fantasía de cometer asesinatos crece en su interior.
- La motivación del asesino es la búsqueda del dominio y el sentimiento de poder que experimenta al matar, lo que lo llevará a continuar matando en periodos temporales variables.
Por otro lado un informe psicológico decía lo siguiente:
Joaquín Ferrándiz, acusado de asesinar a cinco mujeres, presenta una personalidad psicopática y una alteración esquizoide de su personalidad, como se indica en un informe psicológico completo. La personalidad psicopática surge de su constante necesidad de compensar una deficiencia en la capacidad de sentir el entorno, lo que limita sus experiencias emocionales y sensoriales. A través de numerosas visitas realizadas en prisión, el psicólogo ha notado la dificultad de Ferrándiz para comprender el sentido último de sus actos que lo llevaron a cometer los crímenes.
¿Fin?