Desde la Antigüedad la humanidad ha creído posible comunicarse con los espíritus de los muertos.
Durante la Edad Media, la creencia de que los espíritus regresaban al mundo de los vivos multiplicaron los cuentos de fantasmas.

En Hamlet, el dramaturgo William Shakespeare presenta al fantasma de un rey asesinado que regresa para solicitar venganza al protagonista, su hijo. Ese tipo de aparición presenta una práctica propiamente espiritista para establecer la comunicación con los muertos.
Se considera que el espiritismo nació en 1847 con las hermanas Fox, que vivían en una casa en Hydesville, Nueva York, en la que se producían fenómenos extraños tales como golpes en las paredes y ruidos de las más variadas índoles y procedencias que hicieron pensar en la existencia de un espíritu.


Las hermanas improvisaron un alfabeto, que en relación con los golpes permitía obtener respuestas a las preguntas que hacían.
Estas eran contestadas y contaban la extraña aventura de un hombre que fue asesinado en aquel lugar.

Decenas de personas acudían a la casa para admirar el prodigio, para ver por sí mismos cómo unos simples mortales podían charlar con los espíritus. La casa se convirtió en un teatro.

Un día el hermano mayor, David, sugirió un método para acelerar las conversaciones con el espíritu. Como parecía ser que en el más allá se entendía perfectamente el inglés, ideó una primitiva oui-ja: se iban nombrando en voz alta las letras del alfabeto y al llegar a la apropiada el espíritu daba un golpe. De esta forma pudo saberse la truculenta historia del pobre fantasma.



La truculenta historia era la de un desgraciado buhonero que de nombre Charles Bryan Rosma, fue asesinado por un vecino de la localidad y enterrado en el sótano de la casa.
La difusión del hecho fue grande y en pocos años se hicieron habituales las reuniones tanto en Europa como en América, con el único fin de comunicarse con el más allá, por medio de golpes que los espíritus daban sobre las mesas.

Después, siguiendo un proceso lógico, surgió el espiritismo como religión, que tuvo en Alian Kardec a su gran teórico.
Kardec escribió, entre otros tratados, El libro de los espíritus, que es considerado el libro base del espiritismo, y "El libro de los médiums, ambos tuvieron en su época y posteriormente y aún hoy la continúan teniendo, una importancia capital a la hora de buscar una interpretación racional y humana a los fenómenos espiritistas.


Como consecuencia de todos estos hechos, pronto aparecieron los médiums, personas a través de las cuales se manifiestan supuestamente los espíritus
De los golpes en las mesas como manifestaciones del más allás se pasó al estado de trance del médium, en el cual la entidad desencarnada tomaba supuestamente posesión del cuerpo y se manifestaban verbalmente respondiendo a las preguntas de los asistentes a la sesión.
Otros supuestos hechos, aún más espectaculares, en las sesiones mediúmnicas, eran las comunicaciones de hechos futuros, o de acontecimientos lejanos que más tarde se constataban.
Los efectos físicos también se cuenta que estaban presentes y así sucedían los consabidos golpes (raps), movimientos de objetos, levitaciones de mesas, de personas, luces en el aire, apariciones y otras diversas manifestaciones.


