Hay días que piensas en rendirte y dar todo por perdido. Uno de esos en los que no "todo está bien" y no te perdonas tus derrotas. Uno de tantos en los que dejas de creer. Cierras los ojos, sin esperar que alguien más haga lo mismo, y le das vueltas a todo llegando al mismo punto de partida: las cosas no siempre salen como tú quieres. Lo imposible no es más que probable y lo improbable sigue siendo imposible. Un día de esos en los que tú te levantas creyendo que viene lo mejor y cae una tras otra en avalancha hasta dejarte rodando como un muñeco de nieve en el polvo del suelo frío. Y nadie va a levantarte. Te dices en voz baja a tu infierno que "no pasa nada" aunque no sabes cómo salvarte. Eres un viajero de papel naufragando en corrientes perdidas que no llevan a ningún sitio porque no hay viento que le haga resurgir. Hay días que la vida los hizo para resistir aunque no sabes cómo hacerlo. Uno de tantos en los que no entiendes nada y dejas que el destino siga con sus pretextos a golpe de excusas para distraer a la felicidad. Escuchas historias ajenas en las que las horas acaban bien y tú vuelves con un saco de errores, quizá, porque crees ser otro más grande. La vida, dicen, que juega a lo quiere y siempre lo hace en el mismo sitio. Hay días que desploman las hojas del calendario con el desconcierto de la incertidumbre. No todos son así. Mañana vuelve la historia. Y vas a ver que no termina igual porque de esta has aprendido lo que no quieres volver a repetir. Y si has aprendido intentaras que, por lo menos, no te pille solo y no echarás a la mano que te ayuda a levantarte y cura tus rasguños 💖