Hoy mi tía me ha pasado ésta foto de la Font Rotja, por su nieve.
Anhelo muchísimo mi pueblo, Castalla. Echo de menos esos días esporádicos en los que en Invierno caía del cielo copitos blancos, hasta tejerse, unirse en el suelo de los bancales de mis abuelos. No sucedía muy a menudo, pero era mágico por lo poco recurrente que era el olor a nieve. Mi gente, el olor a incienso en Mayo… esos saludos que nunca se negaban con una mirada. Pronto volveré con más fuerzas, con más ganas, con más Amor para recordar y recorrer cada rincón. Ainoa Bravo