El buey respondió con una sardonica sonrisa y un viro de cariz despreciativo. Acto seguido, sumió su hocico en el agua; bebió, olvidándose del metódico cocodrilo quien su acción sigilosa había emprendido. Emergió de súbito de las aguas dulces y turbias con un poderoso salto atrapando con sus implacables fauces al buey y, lo arrastró a la líquida oscuridad.
------ La excesiva confianza de tí para tí crea en mi apetito un agujero negro. Insufla en tu sabor, para deleite de los depredadores, exótica sazón.