Estoy viendo una serie de Netflix...
...y resulta ser que me ha inspirado para el siguiente artículo del que os voy a hablar y hacer reflexionar: éticas de trabajo.
¿Conocen ese famoso apartado de "filosofía de la empresa"? Ya saben, "Cruelty Free", "100% Vegano", "Recyclable Materials", "Precio Justo", y las innumerables etiquetas que han añadido muchas empresas a sus productos como sello de calidad y compromiso con el medio ambiente, derechos humanos, derechos de los animales, entre otros. Estos ejemplos es un poco para que os situéis a continuación, dichas empresas usan estas etiquetas para reflejar a los consumidores su compromiso. Su esfuerzo, en qué están invirtiendo y en qué no, qué imagen quiere vendernos y qué mensaje quiere transmitirnos.
Hay personas que apoyan los cambios, el movimiento, el compromiso medio ambiental y que no querrán dejar este mundo sin decir: <<Yo sí me comprometí por el cambio>>. Mi opinión personal la reservaré para quien la pida, pero respeto con la cabeza muy alta a estas personas. También a las empresas que toman la iniciativa por su cuenta e invierten a través de fundaciones (aunque sean propias) por aportar en I+D, derechos humanos y laborales, animales y medio ambientales. Y también aplaudo a los países que, se obligan a poner leyes crudamente duras para cambiar y mejorar.
Todo esto es muy fácil de pensar, de decidir, de focalizar, hasta que te encuentras con una tesitura como la que se planteó en mi formación como ilustradora: ¿Puede la misma persona dedicarse a la ilustración infantil como a la ilustración erótica?

Muchas personas lo tendrían claro pero...
...la realidad es distinta. Muchos factores entran en juego.
¡Calma! Ya sé que me van a preguntar que tiene que ver esto con lo de ver la serie de Netflix pero: ya os traigo la explicación. Estaba viendo la serie documental-reality "Cómo diseñar una habitación erótica". Empecé a verla por diversas razones:
- Me encanta el diseño de interiores, como hobby.
- Me apasiona el mundo del sexo, la práctica no lo es todo, el conocimiento abre muchas cosas y la primera es la mente.
- Me fascina Melanie Rose. Es decir, me parece una persona tan profesional, atenta, divertida y que no va a dejarte indiferente.
- Tenía curiosidad por ver los retos que se presentaban en cada petición (Espacio, gustos, materiales, mobiliario, ambientación).
Sinceramente, os recomiendo verla, es maravillosa. Encuentras también parejas tan diversas, gustos opuestos, cómo abarca de manera profesional todos los detalles. Me está maravillando. Pero a su vez, esta serie me llevó a mi terreno diversas cuestiones del pasado, tenía una compañera que amaba la ilustración erótica, todas las posibilidades y formas de mostrar el erotismo. A su vez, le divertía y encantaba la ilustración infantil, que como a mí, le proporciona mucha más experimentación y (aunque no lo parezca) retos que darles forma/solución.
En esta circunstancia, nuestra docente de entonces, nos mostró una solución para la compañera: utilizar distintos seudónimos públicos. Un nombre para relacionarte públicamente a un sector infantil y otro para relacionarte de manera pública para un sector adulto. Fríamente, me pareció lógico y obvio no querer mezclar ambos públicos, pero ¿resta profesionalidad a la artista? ¿o suma?

¡Hasta que la muerte me separe!
Hay quienes van "a muerte" con su moralidad, su ética y sus ideales. Hay personas más regias y personas más flexibles, la cuestión es que, retomando el inicio del artículo. Las empresas hacen lo imposible por alcanzar el mayor número de consumidores, ya sea a través de innovación, variedad, sistemas éticos, derechos. Lo crucial es el mayor alcance posible, pero quien tiene la sartén por el mango siempre será el consumidor, todos/as hemos visto que a veces, una mala reseña en redes sociales puede llegar a manchar una marca, tienda en particular o servicio al cliente. Todo el esfuerzo de un gran equipo de trabajo, cae en picado si no cumple con las exigencias de un cliente, que después salen más usuarios con la misma queja u otras.
Pongamos un ejemplo, un usuario ha decidido ser vegano, lo decide porque tiene unos ideales sobre los derechos animales y el consumo de los alimentos. Ha encontrado una nueva hamburguesa vegana, su textura y sabor es de su agrado, la marca se llama VeggieBurguer. Este usuario, compra y consume el producto, pero decide investigar si la dicha marca cumple con sus ideales éticos y morales. La investigación le lleva a que VeggieBurguer es una submarca de la gran marca La Vega, que se dedica a la distribución de carnes frescas. El usuario está enfadado porque la gran empresa no cumple con los ideales de consumo y éticos, queriendo lavar esa imagen a través de una submarca con la que llegar a más consumidores con un fin más económico que ético.

Todos tenemos relaciones y quien diga lo contrario: miente.
Tras el anterior ejemplo, vemos el asunto de usar distintos nombres para dirigirnos a públicos específicos, también podemos observar que los usuarios no van a quedarse con lo primero que vean y ya está; Los hay quienes investigan, se informan y, en base a lo que descubran, establecen una relación más sólida o la zanjan. Porque es la relación de la empresa con los consumidores. Al igual que una pareja, hay obligaciones que cumplir, en ocasiones son individuales, otras se reparten, pero el final también está en obtener un beneficio. A través de estos pilares (y otros más) se forjan mejores lazos o se rompen, crea confianza o desconfianza.
¿Pero qué ocurre cuando llegan a un punto donde son totalmente opuestos? La solución más coherente sería la de llegar a un consenso, acordar ambas partes como abordar el problema en el que se encuentren. Desde el punto empresarial-consumidor, el consenso estaría en el siguiente modelo:
- Una gran marca tiene submarcas.
- Las submarcas sirven para dirigirse a públicos específicos.
- Los consumidores comprarán en base a sus ideales éticos/morales.
- Las empresas analizan datos, las submarcas que les produzcan más beneficios serán las que recibirán más inversión (Materiales, producción, distribución, marketing, etc).
- Las submarcas que no le generen beneficios, terminarán desapareciendo y siendo un proyecto del que también aprenden.
Los consumidores no deberíamos ir a muerte con nuestros ideales, hay muchos cambios que llevan un proceso que no puede realizarse de forma breve, pero están haciendo los esfuerzos posibles para llevarlo a cabo. El granito de arena que realizamos los consumidores es trasladar los mensajes a las empresas en forma de datos, si consumes una clase de productos/servicios, la empresa comprenderá que debe esforzarse por cuidar ese público que le está dando los beneficios. A menos consumo en otras cosas, dicha empresa terminará invirtiendo cada vez menos en ese producto.

De profesional a consumidor:
El profesional (o empresa, como he puesto en este artículo, en todo momento como ejemplo) debe tener como ética disfrutar del proceso de trabajo, del proyecto, del equipo de trabajo, de la relación de confianza con el cliente. El consumidor debería tener como ideal divertirse y disfrutar del servicio y/o producto que obtiene, para algo está invirtiendo su dinero en dicho/a profesional/empresa.
¿Y ustedes? ¿Alguna vez han reflexionado meticulosamente sobre este tema? ¡Os leo!