Una camisa blanca es un básico. Y una negra. Como el beso de buenos días. La radio por las mañanas. Las sábanas cansadas de haber soñado toda la noche. Mi madre hablando y yo enganchandome a la última palabra. El Botxo y su color. Las huellas en la orilla. Mi Cántabrico del alma y su fuerza y olor. Los tropiezos en la vida. Las duchas de agua fría. Una onza de chocolate después de la comida. Un te quiero de verdad. La verdad. El rincón favorito de tu ciudad.El Guggenheim al atardecer. Las fotografías en blanco y negro. Miles de pecas. Los tatus. Las puntas abiertas después de agosto. Las chaquetas de lana. Los vaqueros. La tortilla de patatas y la pasta. El olor a croissant recién hecho en tu calle. Las terrazas llenas por la tarde. Los pintxos de las Siete Calles y Pozas en días de partido. San Mamés rugiendo. La Amatxo de Begoña. Las revistas en la sala de espera. Los juegos de mesa. La película después de la siesta. La lluvia de estrellas. Las preguntas sin respuestas. Las ganas de escapar de vez en cuando. Sevilla y su Semana Santa. Wanda, Manolo, Rita y más. Atento de Centurión y The Only One. Mi medium personal. La ilusión de volver. El eco del tiempo. Los secretos a voces. Los consejos de los mayores. Los debates sin soluciones. Los versos de Benedetti. Las tormentas de verano. Los veranos que se convierten en un relato. Las bicicletas en el balcón. Las cartas al director de un periódico. Las decisiones de última hora. El Sol de septiembre. Las alfombras con las primeras hojas que se pierden. Las conversaciones pendientes. La complicidad de unas manos. El segundo café. Y el primero, también. La piel. Los libros de papel. Las migas de pan en el mantel. La nostalgia en el tren. Las listas por cumplir. Las historias por escribir. Los bolis de tinta negra. Las citas en las que todo sale del revés. Los nervios en el escenario. El aplauso de un teatro. El silencio de un abrazo inesperado. Tu. Enamorarse sin previo aviso. Los sentidos. Sentirse querido. Y más vivo. Eso también es básico ✨
