Volví a la vida,
y tus besos
llenaron de alegría
mi triste muerte.
Inerte quede al contemplar
el paso de mi ocaso,
y cuando desperté,
sentí una angustia vital
que me dejó sin ánimo
de perseguir el sueño
que tanto anhele un día.
Ese sueño inmortal
que todo ser humano
quiso alcanzar,
alzando con firmeza
la frente al desencanto.
Vi correr lavas de tinta
caudalosas por papeles mojados,
que no mejoraron
los escritos dictados
por el corazón enamorado
de mi dulce princesa.
Esos besos me hechizaron
descmunalmente,
y sólo hicieron
que mi pobre corazón,
latiera al compás del tuyo
dibujando una estela de deseo,
y empujandome al abismo del amor
infinito,solo quede boquiabierto
al contemplar tus ojos.
El brillo que desprendían
al bailar una danza
que me erizo la piel.
Dulce encanto de mujer,
a la cual sucumbi
ante sus encantos,
y me hizo suyo
por los siglos venideros.
Jose Pedro