Wilkek es un guerrero que vive en zenden, un reino vikingo. Desde hace unos días se rumorea que un gran monstruo ha devorado a varios guerreros del reino. El rey convoca a sus mejores guerreros, entre ellos Wilkek. Nadie se atreve a pisar el gran pantano. -Majestad, juro que acabaré con esa bestia -comentó Wilkek. Por la tarde el guerrero cargó una mula con provisiones y su arma favorita, la espada de doble filo. Se adentró en el pantano. Una densa niebla cubrió la superficie, el guerrero no veía nada, parecía hacerse de noche. Del agua emergió un gigante de doce metros, con sus grandes manos intentó atrapar a Wilkek, el vikingo esquivó al gigante y le hizo un corte justo en el talón.
La bestia cayó y el guerrero venció al monstruo del pantano. Desde entonces el agua del pantano se tiñó de roja y permaneció eternamente, según cuenta la leyenda, fue la sangre derramada por el gigante.
Wilkek fundó un nuevo reino, un reino de amor y paz para el mundo. Se casó con la hija de Zenden y ambos tuvieron un hijo, Feer.
Feer creció y se convirtió como su padre, un guerrero capaz de vencer a los demonios y monstruos más poderosos.
Una mañana, Feer fue atacado por un Korts, un monstruo con apariencia humana, tenía el poder de transformarse en cualquier ser vivo, se alimentaba de las almas de los mortales.
Gracias que Wilkek apareció para ayudar a su hijo, éste casi es llevado al mismo infierno. Con su espada de doble filo comenzaron a luchar, se oían los truenos desde la lejanía. Después de un buen rato de lucha, el rey Wilkek derrotó a la bestia y ésta quedó atrapada en el inframundo.
¡Nunca dejen de luchar por la vida, aunque sea contra el mayor de los monstruos!
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