Lo interesante es que, para lograrlo, necesitan encontrar al hombre perfecto (o ese hombre es el sueño como tal)
Esto le pasa a Blancanieves, a la Cenicienta, a Aurora, a Ariel, a Bella, a Pocahontas, a Jazmín, a Rapunzel... es como si firmaran un contrato en el que, para alcanzar la felicidad, tuviera que existir un hombre de por medio.
Y, quizá por ello, esta escena de la Sirenita dónde Ariel firma el contrato, me parece una de las más despiadadas en toda la filmografía del universo Walt Disney:
"Yo, Ariel, solemnemente, entrego una voz a cambio de (...) para toda la eternidad".
DATO: El 100% de películas Disney, donde un príncipe o el galán de turno son el vehículo para que las protagonistas alcancen la libertad, la dicha o la emancipación, fueron dirigidas o escritas por HOMBRES.Qué curioso, no???En cambio esto no pasa por ejemplo en Frozen escrita por una mujer.
