Llamando a la poli, ya que gracias a Dios que llevaba mis manos libre, y aun en una carrera sin rumbo, con un feminicida detrás de mí. Con el corazón a mil, tomando en cuenta que hace bastante tiempo que no hago ejercicio, almenas frecuentemente, ya no podía más, corría y corría y sentía esa persona muy cerca, y en el teléfono la central de policía haciéndome preguntas, y preguntas, yo le manifestaba que el hombre me esta alcanzando a lo que podia valbucear porque el cansancio no me dejaba, tomar aire para poder explicarles. Le dije que estaba armado, y la policia me me indicaba que me resguardada. Cuando ya llegó a una finca que iba entrando una señora, pasé con ella y cerré, en ese momento ya los poli habían visto el tipo persiguiendome y nos seguían. Después de tomar aliento y desplomarme al piso a llorar. Le pedí disculpa a la señora Le expliqué todo lo sucedido, y la señora me supo decir, que me saliera de ahí, porque yo no vivía ahí. Lo triste, es darme cuenta que existe personas tan indolente, la señora, me acuso con los policías. Y ellos le respondieron, señora está actuando como mala persona, está chica, huía de un agresor. El asunto terminó, tuve que asistir al oroceso judicial, como testigo presencial, y al malhechor, porque para mí es más que un maltratador. Resultó, que la agraviada, afortunadamente no tuvo heridas graves, tiene medida de protección. El delincuente en custodia con cargos contundentes. Yo, pasé tres días con agujetas en todo el cuerpo. Una experiencia que no, sé la deseo a nadie. Sólo, comprendí que la adrenalina te hace tener valor de tomar decisiones inimaginables, para salvar la vida de otros, o la propia.