Viajamos al corazón del Himalaya para pedir audiencia a uno de sus grandes reyes, el leopardo de las nieves. Solitarios, evasivos y muy territoriales, son los únicos grandes felinos que no rugen, quizá para no perturbar el silencio imperante en el espectacular y gélido hábitat donde moran.
No tiene cetro ni corona, pero propia silueta es regia en sí misma: sus gráciles extremidades y su prístino aspecto nos invitan a pensar en que nos encontramos ante un felino de leyenda. No es de extrañar que el leopardo de las nieves campe a sus anchas por la cordillera del Himalaya, y tampoco que sea un gran desconocido incluso para los animalistas. No es fácil toparse con el fantasma de plata: aunque su hábitat comprende un territorio aproximado de unos dos millones de kilómetros cuadrados –el tamaño de Groenlandia o México- se estima que su población en libertad oscila entre los 3.500 y los 7.000 ejemplares.
El Parque Nacional de Hemis, en Ladakh (India) es considerado una de las mejores zonas para poder encontrarse con alguno de estos imponentes felinos, ya que se estima que tiene la mayor densidad de leopardos de las nieves de cualquier área protegida en el mundo. En concreto, el Valle de Rambak es la capital oficiosa mundial del leopardo de las nieves, ya que allí habitan más de 200 ejemplares.
El leopardo de las nieves: un viajero solitario y de altura

A un viaje de estas características no se le puede etiquetar como un safari. Es mucho más, ya que las específicas características de este mamífero y las dificultades que implican el poder admirarlo en directo hacen necesaria la presencia de un equipo de expertos que acompañen al viajero. Y una de las mejores opciones para vivir esta aventura es contar con ayuda de una agencia especializada, que colabora con ONGs locales que se dedican a la conservación de esta especie, que está en peligro de extinción.
Los leopardos de las nieves son nómadas y grandes aficionados a los largos viajes… Snow Leopard Trust, una organización dedicada al estudio y conservación de estos hermosos felinos, documentó un recorrido de más de 40 kilómetros de un ejemplar mediante el empleo de la tecnología del mapeo de hábitat. Al fantasma de plata le encanta vivir en enorme extensiones de hasta 1.000 kilómetros cuadrados. Parece una llamada de atención para el viajero, una invitación a conocer más en profundidad su extenso reino. Por eso, para el viajero la búsqueda de este gran felino asiático no podría entenderse sin imbuirse del espíritu budista que destilan las nevadas cumbres del Himalaya.