
En el año 2050, la Tierra había sufrido una catástrofe sin precedentes. El mundo estaba al borde del abismo, la naturaleza había cobrado su venganza y los humanos estaban pagando el precio. La Tierra estaba cambiando y la humanidad parecía incapaz de detenerlo. El calentamiento global había provocado un rápido deshielo en los polos y ha elevado el nivel del mar a niveles alarmantes. Las ciudades costeras habían sido completamente inundadas y millones de personas se habían quedado sin hogar. Las zonas de calor extremo y desertización se extendía avanzando a pasos agigantados en lugares que antes eran verdes y prósperos, dejando a su paso enormes extensiones de tierra no aptas para la vida. Mientras, las zonas polares experimentaban un frío extremo, inhóspito y sin precedentes. El derretimiento de los glaciares dejaba a los animales polares sin su hábitat natural. Los animales de todo el planeta se estaban extinguiendo a un ritmo alarmante, dejando un vacío en la naturaleza que nunca volvería a llenarse.
Pero esto era solo el comienzo de las consecuencias del cambio climático. Antiguos patógenos mortales que habían estado latentes durante miles de años congelados en los fríos hielos polares se estaban despertando, resurgiendo en masa y sin tratamientos ni vacunas, provocando una pandemia global matando a millones de personas. En el lado contrario, los mosquitos habían proliferado en las zonas de calor extremo, trayendo consigo enfermedades, convirtiéndose en focos de nuevas enfermedades letales y mortales para los humanos, azotando en mayor medida a aquellos que no tenían inmunidad contra ella.
Nuevas enfermedades mortales a modo de plagas globales, se extendían por el mundo sin que se pudiera hacer nada para detenerlas. Los hospitales estaban desbordados y la gente moría en masa. Los médicos luchaban por encontrar múltiples curas para tantas nuevas pandemias globales, pero parecían resistentes a todos los tratamientos conocidos. Pronto, se extendieron por todo el mundo, matando a millones y dejando a los sobrevivientes con un futuro incierto.
Los gobiernos habían colapsado y la ley y el orden habían desaparecido, siendo completamente desmantelados, la sociedad quedó sumida en un caos total. La gente se agrupaba en comunidades de supervivientes, pero incluso allí, la lucha por los recursos era constante.
La falta de agua potable y alimentos llevó a la humanidad al borde de la extinción. La violencia y el caos se extendían por todo el mundo. Las personas hacían lo que fuera para sobrevivir, robando y matando a otros seres humanos sin ningún tipo de remordimiento. La lucha por los recursos básicos se convirtíó en una batalla a muerte, con robos y violencia incontrolables en todas partes. La competencia por el agua y la comida se había vuelto feroz y la violencia, se convertía en una guerra sin cuartel. Los robos eran la moneda corriente mientras los humanos luchaban por sobrevivir en un mundo cada vez más hostil. Las sociedades se desmoronaban y la civilización tal y como se conocía estaba llegando a su fin. El caos se había apoderado del mundo y la humanidad parecía destinada a desaparecer.
Pero incluso eso no era lo peor. La Tierra misma parecía estar luchando contra la humanidad. Las catástrofes naturales se habían vuelto cada vez más frecuentes y violentas y lo peor, más grandes y más catastróficas. Huracanes, tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas asolaban el mundo, causando muerte y destrucción a su paso. Con el aumento de las temperaturas, se ha producido un aumento sin precedentes en la actividad sísmica y volcánica. Las erupciones volcánicas masivas habían provocado cambios climáticos globales, y las catástrofes naturales nunca antes vistas habían barrido todo el planeta. Los huracanes, las inundaciones y los terremotos parecían más frecuentes y más intensos. Era como si la Tierra estuviera decidida a deshacerse de la plaga humana que la había atormentado durante tanto tiempo. La gente miraba al cielo con temor, esperando la próxima calamidad.
Incluso aquellos que lograron sobrevivir a las enfermedades y la hambruna no pudieron escapar de las fuerzas naturales desatadas por la Tierra.
Y así, finalmente llegó el final de la humanidad. Los seres humanos se dieron cuenta de que, a pesar de su arrogancia y su creencia en su propia grandeza, eran solo una pequeñísima e insignificante parte de la historia del planeta Tierra. Habían creído en su propia grandeza, pero en sus últimos momentos se daban cuenta de su verdadera insignificancia.
La Tierra siguió su curso cíclico, el clima comenzó a estabilizarse y las catástrofes naturales disminuyeron en frecuencia y magnitud. La naturaleza parecía estar recuperándose y las formas de vida que una vez existieron fueron reemplazadas por nuevas formas de vida. Los humanos simplemente se desvanecieron en la insignificancia, como un pequeño grano de arena en una playa infinita. Dejaron su marca en la historia de la tierra, una marca que había causado su propia destrucción.
La Tierra había sido paciente y había esperado a que los humanos aprendieran su lección. Y al final, había dado la bienvenida a unas nuevas forma de vida, unas que tal vez no cometiera los mismos errores que sus antepasados, ¿O sí?, ¿Quién sabe?. Los humanos habían dejado su insignificante legado, pero ahora era hora de que la Tierra siguiera adelante.
By Leo Dantes.
¿Crees que todavía hay tiempo para detener los efectos del cambio climático antes de que sea demasiado tarde? ¿Qué acciones crees que deberían tomar los gobiernos y la sociedad para evitar este futuro apocalíptico, o es demasiado tarde para cambiar el rumbo de la historia? ¿Piensas que realmente la humanidad puede tomar medidas suficientes y efectivas para evitar un escenario similar al que se describe en mi relato?
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