La sombra negra asechaba en la oscuridad a los incautos turistas que se habían atrevido a visitar el castillo de Ranfort pasada la media noche. Entraron por la puerta de atrás, que por suerte o desgracia estaba abierta para ellos. Lo primero que vieron fue la vieja cocina quemada y mugrienta por el paso del tiempo. Se notaba que nadie había estado allí desde hacía lustros. Salieron de la cocina tapándose la nariz con lo dedos a causa del mal olor que reinaba en el ambiente.

-Espero que no sea nada muerto- dijo el más joven de los chicos a punto de subir el primer escalón de la escalera. Nada más hacerlo vio algo que le dejo petrificado, unos ojos brillantes le observaban dede una de las habitaciones de la planta dearriba. Fue demasiado para él, salió corriendo del castillo por la puerta de atrás con tan mala suerte que tropezó y al caer al suelo choco su cabeza contra una dura roca que le partió en dos el cráneo.

Sus dos amigos ni cuenta se dieron, ya que tras gritarle a la espalda cobarde subieron el resto de la escalera hasta alcanzar la segunda planta. Nada más llegar un frío tan helado como la nieve los atravesó dejando en su interior algo negativo, algo que les había arrebatado el alma.La ira se apodero de sus mentes haciendo que empezaran a pelear el uno contra el otro con tanta fuerza que hasta los dientes rebotaban de su bocas. Uno de ellos cansado ya de tanto golpe cogió la espada que estaba sujeta en una vieja armadura y atravesó a su amigo dejándolo muerto sobre el suelo. Al ver lo que había hecho empezó a correr como un loco y se lanzó por el barandilla de la escalera cayendo sin remedio al salón desde seis metros y medio de altura. Ni un solo hueso le quedo sano y por supuesto murió en el acto.Así que ya lo sabes si entras al castillo Ranfort nunca vas a poder salir ...