En la mesa estaba el pedazo de perro de su amigo sangrando sin parar y lleno de moratones. Le pillaron infraganti intentando huir por la reja del cobertizo. Había robado un par de gallinas y varios conejos. La policía le aporreo un rato más por pura diversión o quizás por xenofobia pues el chico era marroquí. La verdad que la policía española nunca había tenido buen comentario sobre su actuaciones con los inmigrantes. El subdirector jefe quiso deshacerse de él inmediatamente y mandarlo en patera a Marruecos. Pero eso no era tan fácil había que hacer un trámite burocrático y una instancia al juzgado número uno de lo penal de Melilla. El amigo estaba expectante era una mezcla de marroquí y española por lo que la policía le respetaba bastante más. Vino a defender a su amigo pero viendo el lastimoso estado en que se encontraba se puso a llorar pensó que solo eran unas gallinas y unos simples conejos¿Aquíen haría daño? Pensó que no merecía la pena luchar contra la policía y en patera miles y miles de musulmanes luchaban por llegar al puerto de Cádiz donde se le prometía la vida magnífica y honrada fin del documento número uno apunte: en su director jefe de la comisaría de policía que no quiero nombrar fue despedido a la semana siguiente a los hechos acontecidos.