Abelardo era un hombre bastante serio y trabajador, así que sus amigos decidieron gastarle una broma el día de los inocentes.
Uno de ellos se disfrazó de mujer y le dejó un sostén y un matasuegras en el coche mientras Abelardo estaba en el trabajo. Cuando Abelardo salió a su coche al final del día, se quedó completamente sorprendido al encontrar esos dos objetos tan inesperados.
Pensó que alguien le había robado el coche y se había dejado esas cosas detrás, así que decidió llamar a la policía. Cuando llegaron, Abelardo les explicó la situación y los agentes comenzaron a buscar pistas.
Pero mientras buscaban, Abelardo se dio cuenta de que sus amigos estaban parado detrás de él con una gran sonrisa en sus rostros. Finalmente, se dio cuenta de que todo había sido una broma y se echó a reír.
Los amigos de Abelardo se rieron también, y todos se abrazaron felices. Aunque Abelardo estaba un poco enfadado al principio, finalmente tuvo que admitir que la broma había sido bastante divertida. Y a partir de ese día, Abelardo se convirtió en un poco menos serio y empezó a disfrutar más de la vida. ¡Feliz día de los inocentes!