Delirio erotomaníaco de Clerambault o el amor a primera vista: Esperanza, despecho y rencor.

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En psiquiatría, como en el amor, el límite entre la obsesión y el delirio es a menudo difícil de precisar.

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foto de Karolina Grabowska

¿Quién no se ha enamorado alguna vez y ha creído ver señales claras de amor donde no había más que amistad? ¿Quién no ha interpretado que su enamorad@ le mandaba mensajes ocultos con sus estados de WhatsApp? ¿Quién no ha llegado a creer que un cruce de miradas era intencionado? ¿Quién no ha confundido alguna vez la amabilidad con el deseo del otro? 

Y es que cuando uno está enamorado puede llegar a ver lo que quiere ver.

Sin embargo, aunque el enamoramiento a veces parezca una locura, por suerte para todos es transitorio y le puede pasar a cualquiera, no como este delirio del que hoy voy a dar unas pinceladas.

En 1921 el psiquiatra francés, Gaetan Gatian de Clerambault describió este delirio en referencia a aquellos pacientes que presentaban una ilusión delirante de ser amados por una persona ajena a ellos.

Aunque en la actualidad los casos más conocidos se dan en relación a personajes famosos, este hecho está influenciado por el fenómeno fan, no siendo un hecho necesario en sí la fama del supuesto enamorado, como su lejanía con el paciente o lo improbable del supuesto idilio.

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Gaetan Gatian de Clerambault

Es importante exponer que un delirio no es lo mismo que una alucinación. Un delirio es una interpretación errónea de una realidad (una cantante famosa declara en televisión estar ilusionada con su nuevo amor y el paciente sabe que se está refiriendo a él), mientras que una alucinación es una percepción  errónea de la realidad  (la misma cantante famosa habla de su último disco y el paciente le escucha hablar sobre lo enamorada que está de él).

En el caso del delirio erotomaníaco comienza con una primera fase: Esperanza, como de amor a primera vista, solo que con la convicción irreductible de que la otra persona también nos ama.

Y es que para que un delirio sea tal la certeza de que el mismo es cierto debe ser irreductible a toda lógica o argumentación, además de afectar gravemente la vida del paciente, llevando a consecuencias negativas tanto para ellos como para  sus amantes delirantes.

Hay varios casos bastante conocidos:

- El del periodista deportivo, Paco González, cuya mujer e hija fueron atacadas por una joven que creía que éste estaba enamorado de ella. 

- El caso de Sara Casasnovas, una actriz que fue atacada con una ballesta por un fan enamorado que alegó querer "clavarle flechas de amor a su amada"

- El atentado en 1981 al presidente Ronald Reagan llevado a cabo por John Hinckley, un hombre convencido de que si acababa con la vida del hombre más poderoso del planeta su amada Jodie Foster por fin lo amaría.

- La historia de la conocida película de Almodóvar, "Hable con ella", que ejemplifica a la perfección cómo se va fraguando el delirio de amor del personaje de Benigno.

Pese a los finales violentos llevados a cabo por algunos pacientes, no quiero terminar sin añadir que son éstos los que saltan a la fama por su carácter violento. Ser un enfermo mental no te pone en riesgo de ser un asesino o ser potencialmente más agresivo. Además, hay que tener en cuenta que no es lo mismo creer que alguien te ama y que luego no sea así, que "saber a ciencia cierta" que alguien te ama y que no sea cierto. El paciente se siente engañado a propósito y no es capaz de comprender lo ocurrido, pasando a las fases de "despecho" y "rencor".

Espero que haya sido útil.

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