DELIBES, EL SEÑOR CAYO Y SU PUEBLO.

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El entorno

Hoy quiero hablar de un pequeño y bonito pueblo burgalés de nombre Cortiguera, situado sobre los cañones del Ebro y a unos 10 Km de paseo desde el Sedano de Miguel Delibes. Pueblo, señorial de casas palacio blasonadas con espectaculares escudos y con sillares de piedra primorosamente pulidos. El rumor del agua de fuentes y regatos anima el ambiente y el recorrido por la villa abandonada. El pueblo sufrió la despoblación común en Castilla durante muchos años, hasta que el último habitante también se mudó y dejó el pueblo vacío. Se llamaba Cayo. Tras él quitaron el transformador de la luz. Pero el pueblo no se quedó a oscuras. Su historia ilumina su belleza.

Deshabitado estaba cuando mis padres adquirieron una casa en la que pasar puentes y fines de semana en lo que para los jóvenes fue una aventura inimaginable. Recuerdo que una de mis hermanas y yo para jugar sacamos de la iglesia las antiguas andas de transportar a los difuntos. Mi padre se enfadó y las guardamos en la primera casa que vimos y ahí, con su lección moral escrita en ambos costados, las encontró Delibes. ”Aquí empieza el placer de los justos. Aquí termina el placer de los injustos”

El escritor iba a Cortiguera desde Sedano, donde tenía una casa en una ladera divisando un pequeño valle de arroyo y manzanos. A Sedano comenzó a ir de joven para visitar a la que sería su mujer Ángeles de Castro, que pasaba allí los veranos

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Cortiguera

En 1975 Miguel Delibes publica LAS GUERRAS DE NUESTROS ANTEPASADOS donde Cortiguera se convierte en el pueblo donde el protagonista Pacífico Pérez  materializa y desarrolla su única relación sentimental. Delibes aprovecha las vivencias de Pacífico y Candy para describir con detalle el pueblo deshabitado.  Incluso escuchamos como tras “folgar” fogosamente la pareja y asomados desnudos en lo que era el balcón de una bonita casa, Candy, con un pitillo y contemplando el espléndido valle del Ebro le dice a Pacífico aquella inolvidable y sabia sentencia:

¡Qué paz putito!

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