
Hoy he reflexionado sobre lo fugaz que está resultando Abril.
Normal que sea tan codiciado y se lo robasen a Sabina.
Dedico el día a los altos placeres de la nobleza y la burguesía... el arte, la lectura, el paseo, la cetrería...
Ya no salgo de fiesta. Y no por falta de ganas, si no más bien por no perder horas durmiendo al día siguiente.
Cada segundo del fin de semana es una joya carísima. O una hueva del más caro caviar que hay que pararse a saborear.
